¿Alguien finalmente dirá que Israel ha perdido la cabeza?




Amira Hass


“Los árabes están levantando la cabeza. Se están tomando libertades”, se quejó Efrat Raz, residente del puesto avanzado ilegal y no autorizado de Kida, al primer ministro Naftali Bennett. Debido a que lo mataron, sabemos que su esposo, Noam Raz, era miembro de la fuerza antiterrorista de la policía de Yamam [unidad especial de la policía israelí] que allanó Jenin el 13 de mayo y bombardeó una casa mientras sus residentes, incluidos 11 niños, dormían adentro. Los hombres armados de la fuerza también tomaron como escudos humanos a un padre y a su hija.

¿Cuántos residentes de asentamientos ilegales y puestos de avanzada ilegales/no autorizados sirven con entusiasmo, devoción y buen humor en unidades que aterrorizan a los niños palestinos y les inducen trauma y furia durante toda su vida? ¿Cuántas de sus esposas, y es razonable suponer que ellas mismas, piensan que “los árabes están levantando la cabeza”? ¿Cuántos de los que visten las camisas blancas que vimos en la marcha de los horrores del domingo en Jerusalén sueñan con unirse al Yamam?

Sería importante que establecieran la política según la cual el papel del ejército y sus ramas policiales es proteger y profundizar la empresa de asentamientos. Pero lo contrario es cierto: durante más de 50 años, la corriente mesiánico-nacionalista ha servido como una herramienta conveniente en manos de los gobiernos seculares israelíes, que trabajaron diligentemente para hacer avanzar el proyecto sionista mientras se apoderaban de los restos del espacio palestino, capturado en 1967. Una herramienta, repitamos. Un medio.

Los camisas blancas --desde el baile en Sebastia y las celebraciones de Purim en Hebrón tras la masacre perpetrada por el Dr. Baruch Goldstein contra los fieles palestinos-- no habrían tenido éxito si no hubieran servido tan bien a los objetivos de todos los gobiernos sionistas y encajado en sus planes Si no fuera por los políticos (¡miembros de la Internacional Socialista!) como Shimon Peres y Yigal Allon, que los animó y planeó muy pronto la destrucción de Cisjordania como espacio palestino; si las FDI [Fuerzas de Defensa de Israel, el ejército ocupante de Palestina] no hubieran demolido durante la época de Levi Eshkol y Moshe Dayan tres aldeas palestinas en Latrun y expulsado a sus residentes; si la policía no hubiera ignorado, durante décadas, la violencia de sus “hierbas silvestres”; si el ejército no se hubiera apoderado de grandes áreas con supuestos fines militares y luego se las hubiera entregado a los colonos; si los economistas, arquitectos y abogados israelíes no hubieran impedido el desarrollo palestino, antes y después de los Acuerdos de Oslo.

El problema es que las herramientas, como el Golem del Maharal de Praga o de Walt Disney, suelen levantar cabeza. Vimos esto en el aterrador baile de banderas en Jerusalén el domingo. Hoy son 50.000 con camisas blancas los que marcharon en el corazón de la Jerusalén palestina. Ayer marcharon en Hebrón y cumplieron allí la visión de vaciarla de palestinos. Mañana serán 100.000.

Las violentas avanzadillas de los pastores son también una patente registrada de esta santa estética blanca. Y como fue confirmado por su patrón, Ze'ev Hever del movimiento colonizador Amana, estos puestos de avanzada se han apoderado de un espacio palestino dos veces más grande que el área de las tierras que robaron los asentamientos construidos. ¿Cuánto lograrán robar mañana? ¿Un área ocho veces el tamaño, o sólo siete veces? Hoy son 2.600 judíos piadosos que bailan y subieron al Haram al-Sharif/Monte del Templo. Han logrado expropiar casi por completo la Mezquita Ibrahim/Tumba de los Patriarcas del público palestino. Mañana serán 7.000. ¿Cuántos de ellos firmarán una petición para construir el Tercer Templo? ¿Y cuándo tendrán una mayoría democrática en la Knesset [legislativo israelí]?

¿Hay ahora en todos los países del mundo un solo adulto responsable que diga abiertamente: "Al carajo, esta mutación judía que se está desarrollando allá en Medio Oriente --es decir, el Estado de Israel-- la ha perdido? Asustado, ha perdido la cabeza, enloquecido. Por su poderío militar, nuclear y de alta tecnología, combinado con todo el fervor religioso, por su alianza con Estados Unidos, esto tiene que preocuparnos. Mucho".

En nuestro mundo cínico, es una expectativa infundada que algún organismo internacional aparezca, que un adulto tan responsable se ponga de pie y actúe para detener este proceso, en cuya creación los ciudadanos judíos de Israel son socios plenos.



* Publicado en Haaretz, 31.05.22. Amira Hass es una periodista israelí.

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