Francotiradores israelíes: el colonialismo se sostiene con crímenes


Francotiradores israelíes en la frontera de Gaza.
Foto: Eliyahu Hershkovitz (Haaretz).


Nota de la redacción de La Pupila Insonme

No sin vacilación hemos decidido traducir y publicar este documento. Parafraseando a Hannah Arendt, la «banalidad del mal» que se muestra en estos relatos es terriblemente escandalosa, y demuestra una vez más hasta qué punto los palestinos son deshumanizados por sus opresores israelíes. Pero la paradoja es que estos «tiradores» israelíes son los que con mayor frecuencia carecen de sentimiento humano, y la realidad que se impone es que su comportamiento es valorado… es la «norma»… y que no hay ningún contrapeso por parte de la sociedad israelí, profundamente corrompida por una ideología colonialista, racista y segregacionista.

El trabajo periodístico realizado en este documento no llega al fondo de las cosas y evita, en la medida de lo posible, evocar la multitud de asesinatos deliberados entre los manifestantes de Gaza. Por ello hemos insertado varias fotografías que recuerdan de manera muy directa que las tropas de ocupación tienen la misión de matar, mutilar, aterrorizar y que cualquier complacencia a este respecto equivale a complicidad.

Sin embargo, hay que reconocer que el autor llama la atención sobre un síntoma que ilustra la profundidad del mal: los soldados israelíes de antaño podían tener y dar a conocer de vez en cuando estados de ánimo ante la suciedad de lo que se les pedía, mientras que hoy se quejan de no poder matar o mutilar tanto como quisieran… Un signo de estos tiempos.


§§§


«42 rodillas en un día»:
Francotiradores israelíes se jactan de sus actos criminales


Hilo Glazer

Más de 200 palestinos fueron asesinados y alrededor de 8.000 heridos durante casi dos años de protestas semanales en la valla de separación entre Israel y Gaza. Los francotiradores del ejército israelí cuentan sus historias.


Verlo para creerlo

Las manifestaciones masivas en la valla entre Israel y la Franja de Gaza comenzaron el Día de la Tierra en marzo de 2018 y continuaron cada semana hasta enero del año pasado. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios [OCAH], las manifestaciones de protesta contra el cerco israelí en Gaza cobraron la vida a 215 manifestantes, mientras que 7.996 resultaron heridos por balas. A pesar del gran número de víctimas, las manifestaciones y sus siniestras reacciones a lo largo de la valla continuaron sin cesar durante casi dos años, hasta que se decidió reducir su frecuencia a una vez al mes. Sin embargo, incluso en el momento real de los hechos, el violento ritual del viernes por la tarde despertó poco el interés del público israelí. Del mismo modo, las condenas internacionales –tanto las críticas al uso desproporcionado de la fuerza como las acusaciones de que Israel ha cometido masacres– se han desvanecido como la espuma sobre las olas.

Para esclarecer esta historia reciente, tenemos que hablar con los francotiradores. Después de todo, fueron la fuerza dominante y la más importante para reprimir las manifestaciones en la frontera. Entre sus blancos figuraban jóvenes palestinos que trataban de infiltrarse en Israel o que lanzaban cócteles molotov contra los soldados, manifestantes conocidos y desarmados considerados como grandes incitadores. Ambas categorías recibieron la misma respuesta: las balas reales que les dispararon a sus piernas.

De las decenas de francotiradores a los que nos acercamos, seis (todos ya desmovilizados) aceptaron ser interrogados y describirnos la realidad que veían a través de sus visores. Cinco de ellos integraban las brigadas de infantería –dos de Golani y Givati, una de Kfir- más una de la unidad antiterrorista de Duvdevan. Sus nombres han sido cambiados. Su objetivo no es «romper el silencio»[*] ni expiar sus actos, sino sólo contar lo sucedido desde su punto de vista. En el caso de Edén, incluso el hecho de haber matado además a un manifestante por error no le molesta en lo absoluto. «Yo creo que me encontraba del lado correcto y que hice lo correcto», insiste, «porque sin nosotros los terroristas habrían intentado cruzar la valla».

Edén se congratula de haber batido el «récord de rodillas» en la manifestación que tuvo lugar el día de la inauguración de la nueva embajada de los Estados Unidos en Jerusalén, el 14 de mayo de 2018. Lo hizo con un acólito: los francotiradores suelen trabajar en parejas –con un localizador, que también es un francotirador de entrenamiento, y cuya tarea es dar a su socio datos precisos (distancia del objetivo, dirección del viento, etc.).

Edén: «Ese día, nuestra pareja tuvo el mayor número de ‘goles’, 42 en total. Mi localizador no tenía previsto disparar, pero yo le di un descanso, porque nos acercábamos al final de nuestro relevo, y aun no tenía «rodillas». Al final, quieres irte con la sensación de que has hecho algo, que no eres un tirador de élite solo durante los entrenamientos. Así que, después de algunos éxitos, le sugerí que cambiara. Ese día llegó a unas 28 rodillas, diría yo».

Edén recuerda claramente su primera rodilla. Su objetivo era un manifestante que estaba de pie sobre las bobinas de alambre de púas a unos 20 metros. «Durante este período [al comienzo de las manifestaciones], sólo se permitía dispararle a un incitador mayor si éste estaba inmóvil», dice. «Eso significa que, aunque se paseara con calma, el disparo estaba prohibido, por lo cual no fallaríamos ni desperdiciaríamos municiones. «De todos modos, ese incitador está sobre el alambre de púas, yo estoy con el arma justo al lado de la valla, y todavía no tenemos permiso para abrir fuego. En un momento dado, se pone delante de mí, me mira, me provoca, me lanza una mirada de «Vamos, atrévete». Luego, llega la autorización. Por encima de mí está el comandante de batallón, a mi izquierda su ayudante, a la derecha el comandante de la compañía –con soldados alrededor mío, el mundo entero y sus mujeres me miran durante ese primer tiro. Muy estresante. Recuerdo la imagen de la rodilla en el visor, totalmente abierta».

«Roy», quien sirvió de francotirador en la brigada Givati hasta su desmovilización hace un año y medio, dice que el tiro que más recuerda fue aquel que atrajo la mayor cantidad de público. «Había mucha presión, porque el comandante del batallón había llegado, y todos estaban en nuestro caso. Un palestino que parecía tener unos 20 años, se movía constantemente. Con camisa rosa, pantalones grises. Lo que hacen ellos es «corre-corre-corre», y luego se reúnen todos en las alambradas. Él era realmente bueno en ese campo. En esa situación, uno puede acabar con él o tirarle a alguien que esté detrás. Recuerdo claramente que me preocupé por no haberle herido la pierna –y de haber sentido un alivio por haber dado luego un tiro preciso.»

El alivio es también lo que siente al hablar Itay, un ex-Haredi que era un francotirador en el batallón Netzah Yehuda (el equivalente ultraortodoxo de la brigada Nahal). «Yo vi a un tipo que estaba a punto de encender un cóctel Molotov. En casos como ese, no se hace ningún cálculo. Fui a la radio, describí el objetivo y obtuve una ‘autorización’. Es de locos la presión que uno tiene. Todo lo que has aprendido desfila en este momento. Te encoges, recuerdas respirar y luego, ¡bum! Le tiré a la rodilla y cayó. Me aseguré de que todo estaba bien –de que había dado el tiro en el lugar correcto.»

¿Ese tipo de confirmación es parte del protocolo?

Itay: La directiva es que sigamos mirando después del disparo para ver si se ha dado en el blanco. No reportas un hit hasta que no le has echado otro vistazo. Mirar después es la parte fácil, o para ser más exactos, es la parte que aporta relieve. Porque en este caso, el terrorista estaba a menos de 100 metros de mis amigos, y eso podría haber terminado mal.»

Y después de mirar por segunda vez y ver la herida real, ¿sigue siendo fácil?

Se supone que no ha de haber sangramiento masivo, porque en la región de la rodilla y los huesos no hay muchos capilares. Si ves sangre, eso no es bueno, porque probablemente es que diste el tiro demasiado alto. El escenario normal supone que le tirabas, le rompías un hueso –en el mejor de los casos, la rótula. En un minuto, una ambulancia venía para evacuarlo y, después de una semana, recibía una pensión de invalidez.»

Pero Shlomi, un francotirador de Duvdevan, dice que tampoco es deseable darle a la rótula: «El objetivo es causar en el incitador un mínimo daño, y que deje de hacer lo que está haciendo. Por lo tanto, yo al menos intentaría apuntar hacia un lugar más graso, en la región muscular.»

¿Puede usted llegar a ser tan preciso?

Shlomi: Sí, porque el Ruger [un tipo de fusil utilizado principalmente en manifestaciones] que está destinado a ser utilizado a 100, 150 metros. Desde esa distancia se ve la pierna incluso con el ojo, y con una lente telescópica que se eleva a la décima potencia, se pueden ver realmente los tendones». 


Los tipos de los megáfonos

¿Quién es considerado como incitador mayor en esas manifestaciones? Los criterios son bastante vagos. «Un gran incitador es un gran incitador», afirma simplemente Amir. El comandante de un equipo de francotiradores Golani que vio acciones durante la primera ola de manifestaciones a lo largo de la valla, explica que no es tan complicado saber quién organiza y entrena [a los otros manifestantes]. Lo identificas, por ejemplo, por el hecho de que te da la espalda y se enfrenta a la multitud. En muchos casos, también lleva un megáfono.»

La impresión es que los principales instigadores son, por ejemplo, personas que se paran en la parte de atrás y organizan cosas. No son necesariamente un blanco, pero para hacerles saber que vemos lo que hacen, yo disparo al aire alrededor suyo. Usted sabe, el que arma a otros no es una amenaza concreta para mí, al menos no directamente, pero incita a que se cometan actos. Así que darle el golpe es un problema, pero no hacerlo es también un problema. Es por eso que, en el momento en que se cansa de empujar a otros a la acción y comienza a tomar parte activa en el desorden, es el primero al que le tiramos, porque es el más importante en términos de concentración a su alrededor. Él es la clave para detener el empuje.»

Y añade: Uno no les tira a los que avivan la multitud por lo que hacen. Eso no viene de un primer reflejo como ‘Es él quien provoca la sublevación, así que eliminémoslo’. No se trata de una guerra, sino de una tarde de viernes D.O. [de alteración del orden]. El objetivo no es eliminar tantos palestinos como sea posible, sino conseguir que esto se detenga cuanto antes.»

Según el protocolo de Tsahal [el ejército israelí], un menor no debe ser clasificado como el principal incitador. Según Edén, «hay edades límite, y por lo tanto no se debe actuar.»

¿Es realmente posible distinguir entre un hombre poco desarrollado y un adolescente bien constituido, en el fuego de la acción? «Intentas comprender en función de su lenguaje corporal», explica Amir. La forma en que sostiene la piedra, que parezca o no que haya sido arrastrado por la situación o que la dirija». Desde su punto de vista, esas manifestaciones se asemejan un poco a un movimiento juvenil. «Incluso si usted no conoce precisamente sus «rangos» precisos, puede decir, por su carisma, quién es el jefe de grupo.»

Roy sostiene que en el 99,9% de los casos la identificación es precisa. «Hay muchas imágenes del objetivo, y muchos visores que se concentran sobre él. Un dron por encima, vigías, un francotirador, sus comandantes. No es sólo una, dos o incluso tres personas quienes lo miran, así que no habrá duda alguna.»

Shlomi está un poco menos seguro: «A veces es muy difícil distinguir [entre menores y adultos]. Miras los rasgos faciales, el tamaño, la masa corporal. La ropa también es una ligera pista. Los más jóvenes suelen usar camisetas. Pero escucha: un joven de 16 años también puede hacerte daño. Si representa una amenaza, el parámetro de edad no es necesariamente pertinente.»

Itay está de acuerdo con él: «El objetivo no es golpear a menores, pero un cóctel molotov es un cóctel molotov, y la botella no sabe si la persona que la sostiene es un hombre de 20 años, un adolescente de 14 años o un niño de 8 años».

Amir recuerda haber vivido un dilema similar. «Por ejemplo, había un niño cuyo comportamiento justificaba que tirásemos, pero estimamos que tenía 12 años y deliberadamente no lo hicimos –no sólo por lo que aparezca en los medios de comunicación, sino por nuestras propias consideraciones de fondo. Decidimos asustarlo y le tiramos a la persona que estaba a su lado. No era urgente para nosotros. Él estaría de nuevo allí a la semana siguiente.»


Sin «disparos ni llantos»

Han pasado 53 años desde la publicación de El séptimo día, una recopilación de testimonios de soldados llegados de los kibutzim que expresaban su angustia emocional tras haber visto combates durante la Guerra de los Seis Días. Es un texto muy directo por la forma en que retrata a Israel como una sociedad de gente que «tiran y luego lloran». Más de medio siglo después, las quejas de los soldados que regresaban del campo de batalla se oyen todavía, pero según las personas citadas aquí, sus fundamentos ideológicos y morales se han invertido totalmente. La introspección acerca del costo de sangre ha sido reemplazada por las críticas a la debilidad del ejército y la sensación de que se está encadenando a sus combatientes.

«He visto a algunos incitadores que han cruzado la valla y yo no podía hacer nada», dice Roy. Saltaban encima de ella y nos provocaban y luego se iban. Por supuesto, no tenemos permiso para filmarlos. ¿Por qué? Porque una vez que están en Israel, no se les considera hostiles si no tienen cuchillos ni rifles. Las restricciones que se nos imponen son vergonzosas. Tienen que entender que aunque haya un joven de 20 años delante de uno incitando a los demás y prendiendo fuego a los neumáticos, sólo dispongo de un segundo para tirarle, de lo contrario desaparecerá. Pero cuando está en mi punto de mira, debo informar primero al comandante de la compañía, que informa al comandante del batallón, que habla con el comandante de la brigada, que habla con el comandante de la división. Han habido casos ridículos. Mientras tanto, el objetivo ya se ha desplazado o se ha escondido.»

Amir describe la cadena de mando de esta manera: «Para cada francotirador, había un comandante de nivel inferior, como yo, y también un comandante superior –un comandante de compañía o un comandante ayudante de compañía. El oficial superior pedía permiso para disparar al comandante de la brigada de la zona. Le hablaba por la radio y le preguntaba: ¿’Puedo añadir otra rodilla para esta tarde’?»

La impresión recogida por Daniel, un soldado aislado que inmigró de los Estados Unidos y sirvió en la brigada Givati, es que antes los procedimientos eran mucho más flexibles. «Como todo lo que ocurría en el ejército israelí, no estaba del todo claro, al menos en mi época. Pero en general, usted tenía que pedir permiso a su oficial superior para disparar y él pedía permiso al comandante de la compañía o al comandante del batallón. Si funcionaba como estaba previsto, eso podía llevar menos de 10 segundos. Los comandantes no eran particularmente avaros con los permisos de tiro. Confiaban en ti cuando decías haber identificado un objetivo justificado.»

Según Edén, los cables de la cadena de mando se aflojaron con el tiempo. «Si usted observa las primeras manifestaciones, hace cuatro o cinco años, antes de la ola de los dos últimos años, verá que era muy difícil obtener una autorización. En aquel momento, se decía que cada rodilla era muy importante. Durante el período en que se calentaron las protestas, se hizo más fácil obtener una luz verde. En mi época, esto venía del nivel del comandante de batallón o del comandante de compañía, según la situación.»

¿Ha influido en el número de víctimas palestinas la obligación de obtener autorización para cada disparo de francotirador del comandante de la brigada? Los datos indican que el número de muertos sólo disminuyó considerablemente después de la transición al fusil Ruger, aproximadamente un año después del comienzo de los disturbios semanales. El Ruger es considerado menos asesino que los otros rifles. Edén, un veterano de la zona de Gaza, dice que utilizó rifles M24 y Barak (HTR-2000): «Con el Barak, si disparas a alguien en la rodilla, no lo incapacitas –le cortas la pierna. Puede morir por la pérdida de sangre.»

En julio pasado, tras 16 meses de protestas en la valla de Gaza, Tsahal reconsideró sus directivas para los francotiradores con tal de reducir el número de muertos. Un oficial superior explicó los cambios en un informe de la corresponsal militar de la Kan Broadcasting Corporation, Carmela Menashe: «Al principio les dijimos que dispararan a las piernas. Vimos que así se podían morir, así que les pedimos que dispararan por debajo de la rodilla. Luego hicimos que la orden fuera más precisa y les dijimos que les tiraran a los tobillos.»

Edén lo confirma. «Hubo una etapa en la que la orden era realmente apuntar al tobillo», señala. «No me gustaba este cambio. Imagine a los francotiradores. Para mí, era como si intentaran hacer nuestra vida más difícil sin ninguna razón».

¿Qué quiere decir?

Edén: Porque está claro que la superficie del cuerpo entre la rodilla y la planta del pie es mucho más grande que la que está entre el tobillo y la planta del pie. Es la diferencia entre lograr alcanzar 40 centímetros y 10 centímetros.»

Roy, quien había terminado su servicio antes de que se actualizaran las instrucciones, dice que normalmente apuntaba más abajo en todos los casos. «En mi tiempo, se nos permitía disparar a cualquier parte a partir de la rodilla, pero yo apuntaba al tobillo, para no golpear más alto, Dios mediante, de lo contrario el infierno podía desatarse. Lo preferí así. No tuve piedad con los incitadores, pero sabía que el ejército no me apoyaría. No quería ser un segundo Elor Azaria [criminal de Hebrón que cumplió una pena simbólica de prisión después de haber sido declarado culpable de matar a un atacante palestino herido e inconsciente]. Pensé menos en los blancos y más en mí y en mi familia, así no tendrían que vivir lo mismo que la familia de Elor.»

Amir añade: «Si tiras por error a la arteria principal del muslo en lugar del tobillo, entonces o tenías la intención de cometer ese error, o no deberías ser un francotirador. Hay francotiradores, no muchos, que ‘eligen’ cometer errores [y apuntan más arriba]. Sin embargo, las cifras no son elevadas. [En comparación,] hay días en los que se colectan 40 rodillas en todo el sector. Estas son las proporciones.»

Según Amir, la discusión sobre dónde tirar –muslo, rodilla o tobillo– no es la cuestión. «Déjeme contarle una historia. Un día, hubo un gran asunto que tratar. Uno de mis soldados intentó disparar sobre un incitador mayor que respondía a todos los criterios. Pidió permiso, pero el comandante de la compañía se negó, porque el tipo estaba demasiado cerca de una ambulancia. La menor desviación, o si acaso golpeaba los faroles, habría provocado un reportaje en los medios de comunicación según el cual Tsahal habría disparado contra una ambulancia. Mi soldado oyó el rechazo, pero aun así le disparó. Le dio en el tobillo, como se debe hacer, con un disparo de precisión, quirúrgico. Así que, por una parte, violó una orden, pero por otra, cumplió su misión.» (El soldado fue amonestado y asignado a trabajos de menor importancia.)

¿Y entiende usted su reacción?

Amir: Por supuesto. Para un soldado así, ese tiro es su objetivo, su razón de ser. Se trata de niños [israelíes] de 18 años, en su mayoría procedentes de un medio socioeconómico bastante pobre. El hecho de que les hayamos dado un curso de francotiradores no significa que se hayan convertido en personas maduras y sensatas. Por el contrario, los hemos convertido en máquinas, hemos limitado su capacidad de pensar, hemos reducido sus alternativas para escoger, y disminuido su humanidad y su personalidad. Desde el momento en que se convierte a alguien en un francotirador –[disparar] es su esencia. ¿Vamos a quitarle ahora eso también? Puede parecer radical, porque soy un comandante, pero algo hay en mí que dice: ‘Eh, es verdad que me ha decepcionado, pero ha salido crecido de esa experiencia, que ha demostrado que el oficio [de francotirador] funciona’.»

Amir, quien cursó la especialidad de teatro en el instituto y se autocalifica de «boy scout del norte», describe otro caso de no acatamiento de las normas vigentes en su compañía.

«Incluso cuando no hay protestas y que todo parece estar tranquilo, cuando los pastores se acercan hacen que nos precipitemos hacia la valla con la patrulla. Debe comprenderse que esos no son pastores inocentes, sino que trabajan para el Hamas y el Yihad islámico para volvernos locos. Cruzan la línea para obtener una respuesta de parte nuestra. ¿Si uno quiere tomar un vehículo y amenazar a uno de ellos? En el momento en que lo haga, ya se habrá ido. ¿Va a dispararle al aire? A él poco le importa. Y debido a este sinsentido, usted no duerme y toda una compañía se convierte en la marioneta del pastor», explica Amir.

«Un día, uno de los oficiales subalternos me dijo: ‘Ya es suficiente, no podemos seguir así, matemos a uno de esos corderos‘. Piense usted en lo que lleva a un soldado, a un músico de una buena escuela, al último tipo que imaginaría buscando sangre, diciendo en la radio con el vigía: ‘¿Usted ve un cordero, al norte? Pues lo verá caer’. Después de eso, el pastor no regresó. ¿Qué conclusión sacamos? La disuasión funcionó.»

Amir dice que ambos incidentes deben entenderse a la luz del tipo de actividades de su batallón en la valla de Gaza. «Incluso antes del inicio de las manifestaciones, estuvimos en una emboscada que duró dos meses consecutivos», cuenta. Observamos un equipo que logró colocar una bomba casera y pegarla en la valla. Tenía una especie de defecto, por lo cual el aparato no explotó y sabíamos que volverían para buscarlo. Pero eso continuó y continuó. Todos los días se le acercaban, e incluso cuando el jefe de escuadra estaba parado justo encima de la bomba, no tuvimos permiso para dispararle. ¿Por qué? Sólo por la sensibilidad de los medios de comunicación. Mientras él no estuviera realmente aguantando el dispositivo con la mano, era imposible demostrar, fuera de toda duda, que él tenía algo que ver con ello –así que trate de entender el tipo de relato que el Hamas construiría alrededor de esto. Piense en lo frustrante que es para los soldados. Estuvimos tumbados bajo la lluvia durante dos meses y no hicimos nada».

¿Y la frustración justifica la rebelión en otras circunstancias?

Amir: No, pero este caso ilustra la paradoja de las normas de intervención militar. Un terrorista que merece morir está parado frente a mí, pero como tenemos que dar explicaciones a Haaretz o a la BBC, se va sin un rasguño. La cobardía que de ahí fluye. Así que en lugar de eso, nos arrodillaremos durante las manifestaciones. No sólo eso no tiene efecto ninguno, pero esa gente tampoco merece perder sus rodillas. Me identifico con lo que [el ex Jefe de Estado Mayor de las FDI] Ehud Barak dijo una vez –que si fuera palestino, se convertiría en terrorista. Eso sólo se hizo eco en mí cuando estaba en los territorios ocupados. Usted ve a los niños llorar cuando alguien le tira a su padre y usted se dice : ‘Eh, yo no esperaría otra cosa de ellos’.»


Es como un deporte

¿Algún francotirador ha tenido problemas para reanudar su vida después de su desmovilización? Tuly Flint, trabajador de salud mental de reserva y asistente social en una clínica especializada en traumas, ha atendido a francotiradores que han participado en los disparos contra las manifestaciones en Gaza en los últimos dos años. Los francotiradores, dice, presentan características singulares en lo que respecta al estrés postraumático.

«Si yo soy uno de los 30 soldados que se encuentran en la zona y que disparan una ráfaga, no sé necesariamente a quién maté», dice, mientras que el francotirador sabe cuando alcanzó su objetivo. La segunda característica es que el tirador está obligado a no mirar hacia otro lado. A través del objetivo telescópico, ve a la persona a la que apunta y el impacto del golpe, lo que puede fijar la imagen en su memoria.»

Flint describe a un francotirador de una unidad de élite que apuntaba a la rodilla de un manifestante, pero lo alcanzó demasiado alto, y el manifestante falleció a consecuencia de una fuerte hemorragia. Este soldado, un francotirador muy dedicado a su misión, describe haber visto al manifestante sangrar hasta la muerte. No puede olvidar los gritos del hombre diciendo que no lo dejaran solo. También recuerda muy bien la evacuación [del cuerpo] y las mujeres que lo lloraron. A partir de ahí, es todo lo que piensa y todo lo que sueña de noche. Dice: «No fui enviado allí para defender al Estado, fui enviado para cometer un asesinato.» Los pensamientos de la novia de la persona a la que mató siguen persiguiéndolo. El resultado es que rompió con su propia novia de dos años. «No merezco tener una», dijo.

Daniel guarda recuerdos punzantes de sus amigos después de un tiro exitoso. La gente parece enferma o conmocionada. El sentido de eso no llega en ese momento. Hace un segundo, le disparé a alguien, ¿y un minuto después, como matza con chocolate? ¿Qué es lo que pasa aquí »

Añade: Hay historias horribles y horrorosas sobre soldados que tenían a un manifestante en la mira y le dieron a otro. Conozco a alguien que apuntó a uno de los líderes de una manifestación, que estaba parado sobre una caja y exhortando a la gente a seguir caminando. El soldado le apuntó a su pierna, pero en el último momento, el hombre se movió y la bala le falló. En lugar de eso, le dio el tiro a una niña que fue asesinada en el acto. Ese soldado es un desastre hoy. Está vigilado las 24 horas del día, 7 días a la semana, así que no se podrá suicidar».

Los francotiradores que viven esas experiencias son una minoría. Por su parte, Amir dice que los sentimientos de la mayoría son completamente diferentes, recordando el mundo del deporte. «La arena de los disturbios es como un estadio deportivo, una situación para la que se pueden vender entradas», dice. Grupo contra grupo, con una línea en el centro y un público de fans en ambos lados. Puedes contar una historia de un encuentro deportivo aquí.» En primera línea, añade, están los incitadores: marcan la línea de partida a partir de la cual la gente estalla en sprints, solos o en grupo. Todo está coordinado y planificado de antemano. Hay fosas en el campo [para esconderse], y eso les permite jugar con nosotros. Pueden correr 100 metros sin que perder el pie. También son expertos zigzagueando. Dos de ellos aparecen, se esconden, uno lanza una piedra para que el otro pueda avanzar. Utilizan tácticas de distracción con uno. Es una especie de juego, ya sabes.»

¿Cuál es el objetivo del juego?

Amir: Para ganar puntos. Si han conseguido poner la bandera en la valla, vale un punto. Una bandera que es una trampa es un punto. Lanzar una granada de humo es un punto. Incluso tocar el muro, quiero decir la valla, es un punto. Hay una batalla que se está desarrollando aquí, pero no está claro cuándo se decidirá, nadie tiene idea de cómo ganas la copa, pero mientras tanto, ambas partes siguen jugando.»

Un juego para el récord. Las fuerzas no son exactamente iguales.

«Cierto. Y ni siquiera usamos la cuarta parte de la fuerza que podríamos usar.»

En otras palabras, podríamos vencerlos por noqueo, ¿pero preferimos ganar por puntos?

Ni siquiera ganamos puntos. Después de un tiempo allí, durante un interrogatorio, dije: ‘Permítanme matar una vez a un niño de 16, incluso de 14 años, pero no con una bala en la pierna… Permítanme abrirle la cabeza delante de toda su familia y de todo su pueblo. Déjenlo chorrear sangre. Y tal vez durante un mes, no tendré que hacer 20 rodillas más. «Es una matemática impactante al borde de lo inimaginable –pero cuando no usas tus habilidades, no está claro lo que intentas hacer allí. ¿Me estás preguntando cuál era mi misión? Es difícil para mí contestarte. ¿Qué es lo que ha sido considerado un éxito desde mi punto de vista? Incluso el número de rodillas que derribé no dependía de mí, dependía del número de patos que decidieron pasarse de la línea.»

¿Pero matar a un niño al azar? ¿Cree realmente que es la solución?

«Por supuesto que no deberíamos liquidar a los niños. Lo decía para hacer una observación: que si matas a uno, podrías ahorrar a otros 20. Si me regresaras a esa misión de dos meses y me dejaras actuar, habría matado a ese hijo de puta que estaba sobre la bomba, aunque eso significara que volvería hacia mí en mis sueños. La realidad de hoy es que hay gente que será inválida toda su vida, a la cual mi nombre está ligado de alguna manera, también es una mierda. Y no sólo en el sentido de que pesa o no pesa en mi corazón. Piensen en ello: hay toda una generación de niños que no podrá jugar al fútbol».


Solo son adolescentes

La presencia de niños en las manifestaciones parece ser la respuesta emocional más poderosa entre los tiradores de élite.

«Un día, había una niña, creo que probablemente tenía 7 años, que sostenía una bandera de Hamas y simplemente corrió hacia nosotros», explica Shlomi de Duvdevan. «Me aseguré a través de la lente que no había nada sospechoso sobre ella, que su blusa no sobresalía, que no había señales de cables o bombas, y gritamos para disuadirla. Afortunadamente, se asustó y huyó. Estaba claro para mí que no dispararía aunque hubiera cruzado la línea, pero recuerdo haber pensado: realmente espero que no continúe».

Daniel: Desde el puesto de guardia, observas a un Hamasnik, su cara está frente a ti, y piensas: realmente espero que haga algo, así que podré dispararle. Pero con los manifestantes, la situación se complica, ya que muchos de ellos son solo adolescentes. Son delgados, son pequeños, no te sientes amenazado por ellos. Tienes que recordar que lo que hacen es peligroso.»

Como algunos de los entrevistados, Daniel destaca la ira de los soldados hacia los padres. «Una madre que lleva a su hijo a una manifestación como esa es una madre terrible», dice.

Amir dice que puede entender a los niños: Viven de ellos y no tengo que decirles lo mala que es la situación económica en Gaza. Pero sus padres, no lo entiendo. ¿Por qué los arrastran hasta allí? Envíelos a colarse [en Israel] en secreto y a trabajar en la construcción, derrocar al gobierno de Hamas, cualquier cosa, pero no eso».

Roy, quien se identifica a sí mismo como alguien de derecha, está de acuerdo en que «no son ellos contra los que debemos combatir, sino a Hamas, a los terroristas, los que organizan los autobuses para llevar a la gente y les arrojan unos cuantos dólares para que quemen neumáticos. Me dan pena [los niños], son muy infelices. Me recuerdan a los niños del barrio que juegan con petardos. También yo era como esos niños, así que en cierto sentido me identifico con ellos.»

Sin embargo, al tiempo que expresa sus reservas ante los tiroteos en masa, Itay, de Netzah Yehudah, sigue pensando que el número de palestinos heridos por disparos reales en la frontera durante casi dos años demuestra que los soldados no tenían el gatillo fácil. «Cada viernes hay miles de manifestantes», señala, «y si se multiplica ese número por 52 y luego el doble, se llega a centenares de miles de personas. De ellos, 8000 [muertos o heridos] es una pequeña fracción».

Sin embargo, añade que el poder que tienes cuando alguien está en tu campo de visión, saber que depende de ti si será capaz de caminar o no, es aterrador. Desde mi punto de vista, no es un poder embriagador. No me gusta, pero es imposible ignorarlo. Está presente todo el tiempo. Después de mi desmovilización, me di cuenta de que era algo que no quería sentir. Así que fui directamente a la universidad y no a un puesto de seguridad que podría haber conseguido debido a mi historial.»


«Es su destino»

«No todo el mundo logra contener la sensación de intoxicación. Un video clip que circulaba en 2018 mostró a un palestino que se acercaba a la valla y es asesinado por un francotirador, y luego a los soldados que celebraban el golpe directo con gritos de «¡En el blanco!» y «¡Qué fabuloso video!» Roy dice que la respuesta de los soldados de allí demuestra una falta de profesionalismo y exceso de entusiasmo, aunque no haya visto nada parecido en su equipo.

«Por otro lado, creo que es humano», dice. Cuando se tiene cierto objetivo, incluso si se disparan flechas contra un blanco, es evidente que hay alegría al disparar. El error de los soldados fue en su comportamiento. Déjelos reír en algún lugar a sus espaldas, pero no lo conviertas en un video. También hay apariencias [que salvar].»

Amir también distingue entre la satisfacción personal y las manifestaciones públicas que no parecen buenas en el vídeo. «Los francotiradores del equipo que reemplazamos eran leyendas. Eran campeones de Tsahal y tenían dos o tres X super cool [en sus fusiles] ganados en la línea en Gaza. Habíamos escuchado la historia de las X y queríamos ganarlas también. Es tu trabajo, tu destino, la esencia de tu ser desde el momento en que te levantas hasta el ocaso. Obviamente, uno quiere demostrar sus capacidades».

¿Debe usted alegrarse? ¿Es que no hay otra manera?

Amir: No. Tomen al tipo más babuino que conozcan –y eso es lo que hace Tsahal, convertir a los niños en babuinos– e intenten evitar que hable de su primera vez. Es un caos allí, todo el mundo dispara, hace videos –¿Usted espera que no abra una botella de champán? Se acaba de realizar, es un momento raro. De hecho, cuanto más lo hace, más indiferente se vuelve. Ya no será feliz ni triste. Sólo será.»


Los comentarios del ejército

El portavoz de Tsahal hizo esta declaración en el periódico israelí Haaretz: La respuesta operacional a los violentos disturbios y a la actividad terrorista hostil con la cual se enfrenta el ejército israelí desde marzo de 2018, se adapta adecuadamente a la amenaza que plantean esos incidentes, esforzándose por reducir en la medida de lo posible las lesiones de las personas causantes del trastorno, así como el uso de balas reales. En los dos últimos años, la respuesta operacional se ha visto influenciada por la intensidad de los acontecimientos, por los cambios en la violencia de quienes perturban el orden, por el humo que han propagado, etc.

«Debido al cambio que se ha operado en la naturaleza de los disturbios, se decidió equipar también a las fuerzas con balas Ruger, lo cual provoca menos daños. En cuanto al uso de las armas M24, observamos que se trata de un rifle de francotirador estándar. En general, en el contexto de esos acontecimientos, no se utilizó el rifle de francotirador Barak. Hemos sido informados de un uso excepcional y específico de este último, que ha sido reportado y estudiado. Las conclusiones se transmitieron a la Unidad del Abogado General Militar para un examen más detenido.

«Las declaraciones atribuidas a un oficial superior en relación con las normas de intervención no reflejan la política operacional de Tsahal. El oficial tenía el propósito de explicar que cuando había informes de heridas de bala no intencionales que no estaban por debajo de la rodilla, los comandantes de sector decidieron endurecer las normas para entablar combate en determinadas circunstancias, y ordenar a los francotiradores que apunten al tobillo.

«En cuanto al caso de un combatiente que disparó contra un perturbador mayor, incluso si no había recibido la autorización de su oficial superior, el disparo se efectuó conforme a las normas para entablar combate, con excepción de esa diferencia. El caso se tramitó a nivel de mando y no se remitió a la Unidad del Abogado General Militar para su tratamiento.

Asimismo, en el caso en que se produjeron disparos inapropiados contra un cordero, el incidente se trató a nivel de mando y no se envió a la unidad del Fiscal General Militar para su tratamiento. El comandante adjunto de la compañía fue juzgado por infringir la disciplina militar y condenado a siete días de detención.»


NOTA:

[*] La referencia es a la ONG israelí Breaking the silence que recopila y difunde testimonios de exsoldados israelíes que rompen el silencio y hablan de los crímenes cometidos mientras hacían su servicio militar.



* Publicado en Haaretz, 06.03.20.

La elusión tributaria de las mineras extranjeras en Chile




Solo un importante recordatorio antes de dejar el texto: las elusiones tributarias son impulsadas, posibilitadas o incentivadas desde el Estado. El Ejecutivo, el Legislativo y los partidos políticos elaboran y establecen un conjunto de normas ad hoc... por dogmatismo, torpeza o, derechamente, por corrupción.

Dicho sistema de elusión ha implicado un grave problema de soberanía y pérdidas por miles de millones de dólares para el país.


§§§


Julián Alcayaga O.

En la columna anterior, titulada «La extraordinaria importancia del cobre para Chile», sostuvimos, con base en estadísticas oficiales, que entre 1990 y 2019, las mineras extranjeras han exportado la friolera de 85,818 t del equivalente de cobre fino, lo que al precio promedio de los últimos meses (3 dólares la libra) equivale a alrededor de US$ 567,760 millones. Pero esa es la exportación declarada por las mismas empresas, la exportación real debe ser, por lo menos, entre un 20 y un 25% superior a la cifra oficial, lo que daría que la exportación de cobre por parte de las mineras extranjeras alcanzaría las 100 mil toneladas y su valor debería superar de US$ 680,000 millones, a lo cual habría que agregar un 30% más por el oro, la plata, el molibdeno, el renio, cobalto, etc., contenido en la exportación de concentrados de cobre, lo que, sumando todo, nos arroja que las mineras extranjeras se han llevado de nuestro país alrededor de 900,000 millones de dólares. Mientras que, según informes oficiales, desde 1990 a 2019, la tributación a la renta (ganancias, beneficios, utilidades), más el impuesto específico a la minería conocido como royalty, ha sido solo de US$ 29,030 millones.

¿Cómo es posible que hayan sacado de nuestro país el equivalente de US$ 900 mil millones, y hayan pagado impuesto por solo US$ 29,030 millones? Este escándalo, del que los grandes medios de comunicación chilenos no hablan, es posible gracias a los subterfugios evasivos y elusivos que utilizan las mineras extranjeras, que nuestros gobernantes han permitido y siguen permitiendo; evasión, sobre la que ahora daremos un poco más de detalles.


El exceso de endeudamiento con financieras relacionadas

El largo ciclo de elusión y evasión tributaria por parte de las mineras extranjeras y, en general, de todas las empresas foráneas que operan en Chile, comienza desde el momento en que se realiza la inversión inicial. Posteriormente, a la nueva inversión ya no se le puede llamar inversión, puesto que la empresa minera «chilena», que la casa matriz ha creado con la inversión inicial, es la que solicita préstamos para financiar la explotación del yacimiento, pero esos préstamos los recibe de una filial financiera de la casa matriz y se domicilian en paraísos fiscales ubicados en islas del Caribe, como las Bahamas, las Bermudas o las Islas Vírgenes. Estos créditos con financieras relacionadas son entre 3 y 4 veces superiores al capital o patrimonio de las mineras «chilenas».

Invertir en Chile con préstamos de financieras relacionadas tiene un triple objetivo económico: a) aumentan considerablemente los gastos de la mineras en el país, por cuanto pagan intereses y comisiones financieras muy superiores a los del mercado; b) las financieras relacionadas que reciben los intereses desde Chile, tampoco pagan impuestos por dichos réditos en los paraísos tributarios donde se domicilian; c) pagan en Chile solamente 4% de impuesto adicional por los intereses, en lugar de 35% a las ganancias si la inversión fuera directa.

En la mayoría de estas empresas, los gastos financieros representan más del 20% de los costos totales, y cerca del 15% de sus ingresos por ventas. Estos abultados gastos financieros se explican por qué ello constituye una transferencia de utilidades en forma de intereses hacia las financieras relacionadas, domiciliadas en paraísos fiscales, mientras que en Chile este «gasto extraordinario» sirve para disminuir o hacer desaparecer las utilidades con el objetivo de no pagar impuesto a la renta o ganancias en Chile.

Sería muy fácil terminar con esta evasión-elusión tributaria si: a) se establece un límite a los créditos igual al 25% de los aportes de capital materializados, como es el caso en todos los países desarrollados; b) si el impuesto a los intereses se establece en 20%, en vez de 4%.

Estas medidas tributarias son de iniciativa exclusiva del presidente de la República, pero ningún presidente ha querido hacerla porque esta evasión-elusión, también beneficia a los grandes empresarios nacionales.


Los precios de transferencia

Se llama así a los precios de compra y venta entre empresas relacionadas que, al ser diferentes a los del mercado, permiten el traspaso de utilidades entre ellas. Por ejemplo, una empresa minera «chilena» (establecida en Chile, pero de capitales foráneos) vende en el extranjero su producción a una firma comercial o a una fundición de una compañía relacionada, a precios inferiores a los del mercado. La minera chilena disminuye sus ingresos y, consecuentemente, sus utilidades, para no pagar el impuesto a la renta en Chile, y la empresa relacionada que compró el cobre a menor valor, percibe «comercialmente» las utilidades que le ha transferido y perdido la empresa «chilena».

La mayor parte de las exportaciones de las mineras extranjeras se efectúa en forma de concentrados, que no es otra cosa que el mineral y la piedra molidos en forma muy fina, concentrado que contiene cobre, molibdeno, oro, plata, renio, cobalto y otros metales, además de azufre con el cual se produce el ácido sulfúrico. Los precios de transferencia se van creando por etapas.

El concentrado es embarcado en una nave que, por lo general, pertenece a una empresa relacionada y se le pagan fletes mayores que el valor de mercado, con el fin de transferir utilidades a dicha empresa, cargando de mayores gastos a la minera «chilena». Los seguros por el transporte también son de una empresa relacionada, así como la que funde, refina y comercializa el cobre, y a todas se les paga precios por sobre el mercado para traspasarles utilidades mediante actos de comercio, lo que permite que, al final del camino, el precio que percibe la minera chilena por el cobre refinado que contenía el concentrado sea muy inferior al valor de mercado. De esta manera las ganancias o utilidades de la minera «chilena», disminuyen considerablemente con el objetivo de no pagar impuestos en Chile.

Esta operación también funciona en sentido inverso: la minera «chilena» compra bienes de capital, nuevos o usados, a empresas relacionadas domiciliadas también en paraísos tributarios —a precios muy superiores al mercado—, con lo cual sobrecarga sus gastos, lo que le permite presentar balances con pérdidas y, de esa manera, no pagar impuestos, mientras la empresa relacionada en el exterior aumenta sus utilidades, pero tampoco paga impuestos porque está domiciliada en un paraíso tributario.

Fuera de los elevados cargos de tratamiento del concentrado, que disminuyen el precio del metal fino, existe otra forma más directa de evasión tributaria que consiste en declarar leyes de concentrados (contenido metálico de cobre, oro, plata, etc.) inferiores a los reales o ni siquiera declararlas, como el molibdeno o el azufre contenido en el concentrado. Para justificar este tipo de evasión, las autoridades dan una explicación escandalosa: que el Servicio Nacional de Aduanas no cuenta con los medios técnicos y el personal suficiente para fiscalizar todos los embarques. Es decir, nuestros gobernantes no quieren gastar 1,000 en más personal y medios técnicos para Aduanas y, por ello, el Estado pierde 1,000,000.

Conviene graficar esta situación con el siguiente hecho. Los pequeños mineros chilenos, que muelen y concentran sus minerales en trapiches concebidos y fabricados enteramente por artesanos nacionales, logran vender a Enami[1] concentrados con «leyes» superiores al 40%, más el oro y la plata; mientras que las transnacionales mineras, con sus plantas concentradoras importadas en su totalidad, y que cuentan con la más avanzada tecnología de concentración del mundo, declaran, sin embargo, leyes que raramente alcanzan el 33% de cobre fino, negando la presencia de otros metales preciosos. ¿Alguien puede creer que los pequeños mineros puedan obtener mejores leyes en sus concentrados que las poderosas transnacionales mineras?

Si las mineras extranjeras envían concentrados que apenas sobrepasan el 30%, solo puede deberse a que están evadiendo sus obligaciones tributarias, amparados en el hecho de que el Servicio de Aduanas no cuenta con los medios necesarios para fiscalizar las exportaciones de concentrado, de madera, etc. Para solucionar esta falta de personal y medios, Aduanas ha contratado empresas privadas externas, para realizar la fiscalización de las exportaciones de concentrado. Nótese, que la labor esencial de Aduanas es la fiscalización de las exportaciones, pero ahora esa labor la realiza una empresa privada.

Además, para asegurarse de que no existan diferencias en las leyes de los concentrados, las empresas contratadas por Aduanas para realizar los análisis tanto del pesaje como el contenido metálico del concentrado también prestan servicios a las mismas mineras que tienen que fiscalizar, y algunas de ellas son incluso filiales de las mismas mineras extranjeras. ¿Cómo podría el empleado fiscalizar a su empleador? Todo esto parece mentira, pero es nuestra triste realidad. Es por ello, que las exportaciones oficiales son muy inferiores a las reales.


Pérdidas en los mercados de futuro

Cuando el cobre alcanza altos precios en el mercado internacional —como ocurrió en 1995, 2006 o 2011—, estas artimañas para evadir impuestos ya no son suficientes y, en ese caso, las empresas extranjeras recurren a un método aún más fraudulento para declarar pérdidas en Chile. Esta modalidad consiste en tener pérdidas en los mercados de futuro del cobre.

La mayor parte del cobre se comercializa en forma directa, mediante contratos entre productores y compradores. Pero los excedentes de producción que no han sido vendidos a través de contratos directos se transan en las bolsas de metales. La más antigua y la principal de ellas es la Bolsa de Metales de Londres (BML). Estas instituciones cuentan con bodegas de almacenamiento, y la variación de las existencias (o stocks) es uno de los factores de mayor influencia en el precio de los metales. El cobre, como también el oro, la plata y otros minerales, constituyen lo que se denomina commodity, es decir, un bien con características estándares, sujeto a transacciones comerciales.

Pese a que en las bolsas de metales se transa menos del 10% del cobre que se comercializa en el mundo, son ellas, y principalmente la de Londres, las que determinan el precio del cobre en que se harán las transacciones directas entre productores y compradores. En las bolsas no solo se transa al contado, con el precio del día, sino también con precios a futuro, a tres meses o más. Los mercados de futuro del cobre son transacciones financieras, cuya base son los intercambios de papeles que representan una cierta cantidad de cobre u otro metal, a un precio determinado en una fecha dada. Al momento de vencer el plazo del contrato, las partes no ejecutan lo pactado, en el sentido de entregar físicamente el cobre, sino que se paga o se recibe solamente las diferencias entre el precio predeterminado entre las partes y el existente en la fecha de vencimiento del contrato. Por esta razón, en los mercados de futuro del cobre se transan, en un año, decenas de veces más toneladas del metal que las producidas efectivamente en el mundo.

El mercado a futuro del cobre no es otra cosa que una especulación a la que recurren las empresas mineras con el pretexto que comprar o vender de ese modo sirve para protegerse de los vaivenes del mercado y así mantener precios estables. Pero esta excusa no se justifica en el caso de las empresas mineras chilenas, ya que carecen de libertad para disponer de sus minerales, por ser filiales de enormes conglomerados metalúrgicos; o debido a que la inversión efectuada en Chile, mediante créditos, deja amarradas las ventas por muchos años. El motivo real para usar los mercados de futuro es otro: trasvasijar las utilidades a empresas relacionadas, cuando el precio del cobre se eleva.

El método es sencillo. Una empresa minera vende a futuro, a precio más bajo que el existente en ese momento, como anticipándose a una probable mayor caída del precio a futuro, pero en realidad, al momento de concretarse la venta a futuro, el precio ha subido considerablemente. La empresa que ha vendido a futuro a un precio inferior no debe entregar la cantidad de cobre comprometido en la venta a futuro, sino que paga solamente la diferencia entre ambos precios. Esto genera una pérdida contable para la minera «chilena», que le sirve para disminuir o hacer desaparecer sus ganancias y no pagar impuesto a la renta, pérdida que se transforma en una utilidad para la empresa extranjera que le compró a futuro y que, necesariamente, debe ser una empresa relacionada con la compañía chilena, pero domiciliada en un paraíso fiscal, así, la ganancia queda siempre dentro del grupo, pero fuera de Chile.

Esta forma de evasión tributaria es tan escandalosa que, desde 1978, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado a los países subdesarrollados que legislen para que las pérdidas en los mercados de futuro no sean deducibles de los resultados de una empresa, pero tales consejos no han sido oídos en Chile, aunque vinieran del Fondo Monetario Internacional.


Otras formas de evasión y elusión tributaria

La mayoría de las compañías extranjeras pasan como gastos diversas asesorías técnicas, jurídicas, de mercado, comisiones, etc., efectuadas por empresas relacionadas o de la casa matriz en el extranjero; asesorías que no son necesarias, o cuya realización efectiva no queda acreditada. De esta manera, nuevamente se trasladan utilidades al extranjero, ahora con la forma de honorarios o comisiones diversas. Peor aún, la mayor parte de estas asesorías han sido eximidas del pago del impuesto adicional a la renta en Chile, regla que no existe para las asesorías efectuadas por ingenieros y otros profesionales chilenos o extranjeros avecindados en el país.

Terminaremos este punto con parte de la exposición del subdirector de Fiscalización del SII, que aparece en la página 66 del Informe de la Comisión Unida del Senado que analizó el Tratado Minero con Argentina, el año 2000.

Sobre el particular, el señor Subdirector de Fiscalización señaló que otro de los factores para la subdeclaración de estas empresas es lo que se denomina «comisiones», que están exentas del impuesto adicional. Las casas matrices, añadió, cobran altos valores por concepto de comisiones por comercialización y por una serie de servicios que les prestan a sus subsidiarias en Chile respecto de sus actividades.

Desgraciadamente toda esta evasión y elusión tributaria puede continuar sin alteraciones, porque ninguno de los actuales candidatos presidenciales siquiera menciona la posibilidad de terminar con esta cuantiosa evasión tributaria, y así poder financiar las promesas de mejoramiento de las condiciones sociales de nuestro pueblo.


Nota:

[1] Empresa Nacional de Minería, que pertenece al Estado y compra minerales y concentrados a pequeños y medianos mineros.



* Publicado en wsimag.com, 11.02.21.

Hollywood, los súper héroes y la megalomanía estadounidense



"Lo que más me molesta es que siempre se utiliza para mostrar la supremacía de [Estados Unidos de] América y demostrar lo grandes que son. Pero, ¿qué país del mundo tendría el valor de llamar a una película 'Capitán Brasil' o 'Capitán Francia'? ¡Ninguno! Nos avergonzaríamos y diríamos: 'No, venga, no podemos hacer eso'. Pero aquí pueden llamarlo 'Capitán América' y todo el mundo piensa que es normal. Yo no estoy aquí para hacer propaganda, sino para contar una historia"
Luc Besson
Cineasta francés


§§§


¿Por qué esa ridícula desfachatez del cine hollywoodense? En algunos párrafos de la "Coda" del libro Reforma e Ilustración,  titulada "La Ilustración Británica, Estados Unidos y América Latina" podemos encontrar algunos atisbos de explicación:

"En la Unión campea una muy singular ideología patriótica, la cual —perdonando la expresión, pero a falta de otra más descriptiva— se la puede denominar una especie de fascismo democrático religioso. Tómese en cuenta su fanático nacionalismo, su espíritu expansionista, su mitología por la cual se enaltecen a sí mismos y a sus instituciones, su convencimiento de que redimirán el planeta, la omnipresencia de su bandera y su importancia simbólica (¡tiene un día de celebración nacional y se le debe jurar fidelidad!), su militarismo, el rol político que en su historia han tenido los militares, su creencia en su superioridad en todos los aspectos imaginables, su manía por cantar el himno nacional hasta en los más cotidianos o simples actos públicos, su racismo y su culto al líder representado en la figura del Presidente (que también tiene su día nacional). Todo ello amparado en la fe en su dios que suponen los ama especialmente y les encomienda misiones.

Ese es el discurso oficial sostenido a través de toda su historia por el Estado y sus miembros. El mismo que es repetido por la intelectualidad, la prensa, los medios de comunicación masiva, los líderes religiosos y hasta por la industria cultural o del entretenimiento. Sin duda, esa creencia es parte del espíritu de su pueblo y constituye el fundamento más importante de la cultura de la Unión[79]."

Y consideremos también la nota 79 del texto:
"En cuanto al reforzamiento a través de la industria cultural de la condición de ser salvadores del mundo, entre las muchas películas donde se describen sus benignas guerras, tómese en cuenta “El Día de la Independencia” (Roland Emmerich, 1996). En ella EUA une a todos los países del mundo para enfrentar una invasión extraterrestre y —con presidente héroe y la omnipresencia de diversos símbolos nacionales incluidos— derrota al enemigo... ¡liberando al planeta un 4 de julio! En qué otro lugar alguien podría escribir un guión de tal calaña, conseguir financiamiento millonario y que el público replete las salas de cine, al punto de recaudar US$ 85 millones en su primera semana de exhibición. Si bien esta película no es resultado de una iniciativa estatal, es tan ideológica como la propaganda de cualquier dictadura. Precisamente, el que la cuantiosa producción televisiva y cinematográfica con mensajes nacionalistas sea privada y no centralizada, refleja el arraigo popular de esa ideología (aún obviando los estrechos lazos entre el Pentágono y Hollywood). Respecto al cine, en tanto medio de difusión global del fascismo democrático religioso, no es un dato menor que la inmensa mayoría de las cintas exhibidas en el planeta sea de origen estadounidense."
...Y bueno la razonable molestia de Besson queda explicada: Estados Unidos quiere explícitamente mostrar su supremacía y supuesta grandeza a través del cine. El punto el que el resto del mundo consume esos productos como entretención y no como la descarada propaganda que es.





* Si te interesa el libro Reforma e Ilustración, puedes ver una reseña y más información aquí.

Profe... nadie te está leyendo




Si los papers, por su bajísimo porcentaje de lectura, claramente son un esfuerzo infructuoso, a lo menos podemos preguntarnos: ¿por qué son una medida tan relevante de la productividad académica?, ¿el dinero y el tiempo invertido en ellos se justifica?, ¿son un buen medio para comunicar resultados?, ¿son un buen medio para relacionarse con la sociedad e incidir en ella?, ¿publicar más te hace realmente un/a mejor investigador/a o docente?, ¿los temas de interés de las revistas euronorteamericanas son de interés para Chile?, ¿quién elabora los criterios para establecer que un tema es de interés o de alto impacto?, ¿por qué los estados financian, en el fondo, a las revistas científicas?, ¿por qué las revistas científicas, ya financiadas, cobran por acceder a los textos que publican?...

En fin, mientras están ahí los datos... ahí sigue asimismo el malestar de no pocos/as académicos/as con el modelo productivista de universidad.


§§§


Asit Biswas y Julian Kirchherr


Un artículo de revista académica promedio es leído en su totalidad por unas 10 personas. Para dar forma a las políticas, los profesores deberían comenzar a escribir comentarios en los medios populares.


Muchos de los pensadores más talentosos del mundo pueden ser profesores universitarios, pero lamentablemente la mayoría de ellos no están dando forma a los debates públicos de hoy ni influyen en las políticas.

De hecho, los académicos a menudo desaprueban la publicación en los medios populares. "¿Publicar un editorial de opinión para compartir mis puntos de vista con el público? Me suena a activismo", señaló recientemente un profesor en una conferencia organizada por la Universidad de Oxford.

La ausencia de profesores para dar forma a los debates y las políticas públicas parece haberse exacerbado en los últimos años, particularmente en las ciencias sociales.

En las décadas de 1930 y 1940, el 20 por ciento de los artículos de la prestigiosa revista The American Political Science Review se centraban en recomendaciones de política. En el último recuento, la participación se redujo a un escaso 0,3 por ciento

Incluso los debates entre académicos no parecen funcionar correctamente. Cada año se publican hasta 1,5 millones de artículos revisados por pares. Sin embargo, muchos son ignorados incluso dentro de las comunidades científicas el 82 por ciento de los artículos publicados en humanidades ni siquiera se citan una vez. Nadie se refiere nunca al 32 por ciento de los artículos revisados por pares en las ciencias sociales y al 27 por ciento en las ciencias naturales.

Si se cita un artículo, esto no implica que se haya leído realmente. Según una estimación, sólo se ha leído realmente el 20% de los artículos citados. Estimamos que un artículo promedio en una revista revisada por pares es leído por completo por no más de 10 personas. Por lo tanto, los impactos de la mayoría de las publicaciones revisadas por pares, incluso dentro de la comunidad científica, son minúsculos.

Muchos académicos aspiran a contribuir al conocimiento de su disciplina e influir en la toma de decisiones de los profesionales.

Sin embargo, los profesionales raramente leen artículos publicados en revistas revisadas por pares. No conocemos a ningún legislador de alto nivel o líder empresarial de alto nivel que haya leído con regularidad artículos revisados por pares en revistas reconocidas como Nature, Science o Lancet.

No es de extrañar.

La mayoría de las revistas son de difícil acceso y tienen un costo prohibitivo para cualquier persona ajena al mundo académico.

Incluso si el actual movimiento de acceso abierto se vuelve más exitoso, la jerga incomprensible y el gran volumen y la extensión de los artículos (¡a menudo innecesarios!) aún evitarían que los profesionales (incluidos los periodistas) los lean y entiendan.

La brevedad es fundamental. Muchos líderes gubernamentales ahora mantienen una instrucción permanente para preparar un resumen de dos páginas cada mañana de lo que los medios populares escriben sobre ellos y sus políticas. En India, esto fue practicado por la ex primera ministra Indira Gandhi. Muchos ministros en Canadá insisten en redadas similares. Los gobiernos de Oriente Medio ahora incluso solicitan resúmenes de las discusiones en las nuevas redes sociales.

No tenemos conocimiento de un solo ministro en cualquier parte del mundo que alguna vez haya querido resúmenes regulares de publicaciones científicas en áreas de su interés.

Si los académicos quieren tener un impacto en los formuladores de políticas y los profesionales, deben considerar los medios populares, que han sido ignorados por ellos, aunque las empresas de medios han desarrollado muchos modelos comerciales innovadores para ayudar a los académicos a llegar.

Un modelo eficaz es Project Syndicate (PS), una organización sin fines de lucro, que distribuye comentarios de los líderes de opinión del mundo a más de 500 periódicos que comprenden 300 millones de lectores en 154 países. Cualquier comentario aceptado por PS se traduce automáticamente a otros 12 idiomas y luego se distribuye globalmente a toda la red.

Incluso si los académicos están de acuerdo en la importancia de publicar en los medios populares, el sistema juega en su contra.

Para obtener la titularidad, los académicos deben producir tantos artículos revisados por pares en revistas de alto impacto como sea posible. Las publicaciones en revistas (prestigiosas) revisadas por pares continúan siendo el indicador clave de rendimiento dentro del mundo académico: si alguien las lee se convierte en una consideración secundaria.

Si se considera la revista de mayor impacto en el campo del agua, solo tiene cuatro suscriptores en la India con una población de unos 1.300 millones. Hace tres años, ni el ministro del agua ni esos tres niveles por debajo de él incluso habían oído hablar de este diario. Si bien una publicación en una revista de este tipo traerá elogios a un profesor, su impacto en la formulación de políticas en India, donde el agua es un tema muy crítico, es cero.

Puede que sea hora de reevaluar el desempeño de los académicos. Por consideraciones de permanencia y promoción, también se debe evaluar su impacto en la formulación de políticas y los debates públicos.

Estas publicaciones a menudo muestran la relevancia práctica y la aplicación potencial de los resultados de la investigación para resolver problemas del mundo real y la capacidad de comunicarse de una manera simple y comprensible.

Es cierto que el impacto no está garantizado. Muchos formuladores de políticas ya tienen una idea razonablemente exacta sobre la opción de política que prefieren.

La política debe, ante todo, satisfacer a la plétora de partes interesadas. Muy pocos tomadores de decisiones buscan solo la solución económica, social, ambiental, técnica o política óptima.

Aquellos que buscan evidencia científica se beneficiarían enormemente de más publicaciones de académicos en los medios populares. Lentamente, esto se reconoce dentro de la academia.

Por ejemplo, la Universidad Nacional de Singapur ahora anima a sus profesores a incluir artículos de opinión en sus perfiles. Sin embargo, todavía se está dando un énfasis significativamente mayor a las publicaciones en las llamadas revistas de alto impacto.

Se está produciendo un cambio, pero a paso de tortuga.



* Publicado en The Straits Times, 11.04.15. Asit Biswas es profesora visitante distinguida en la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur y Julian Kirchherr es investigador de doctorado en la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Oxford.

Interseccionalidad y feminismo descolonial. Volviendo sobre el tema




Yuderkis Espinosa Miñoso

El feminismo descolonial y antirracista hoy se vende como pan caliente a la vuelta de cualquier esquina. Al tiempo que esto nos llena de satisfacción, debo reconocer que una angustia me invade. En la medida en que se amplía el movimiento nos enfrentamos a un problema latente: el riesgo que se corre es el de una pérdida de identidad y radicalidad del gesto, un proceso mediante el cual muchos de los postulados críticos que nos animaron y que nos guiaron en las batallas que libramos contra el feminismo blanco parecen diluirse o perderse con el paso del tiempo. Me pregunto cuánto de este proceso de expansión de una consciencia decolonial termina siendo más nominativo que sustantivo.

Cuando llegué al feminismo vi cómo un puñado de feministas negras se nucleaban hacía 1992 creando una red que las articulara, al tiempo que le reprochaban al feminismo la falta de mujeres negras en sus espacios. Este movimiento de corta data no escaló a mayores una vez que una buena parte de sus líderes principales lograron insertarse en el mainstreim feminista y su mercado laboral, dentro de las instituciones estatales y de la cooperación internacional. Un poco más de una década después, y ya en un nuevo siglo, algunas de las participantes o testigos de aquel 1992 nos vimos obligadas a volver sobre la cuestión y lo hicimos complejizando el análisis y revisando el programa político a seguir. Digo que nos vimos obligadas por las circunstancias, luego de haber persistido en formar parte del movimiento feminista unificado y bajo el lema de la sororidad entre mujeres, terminamos dándonos cuenta de la falsa. De allí surgió un gesto radical que permitió una crítica contundente al feminismo hegemónico y contrahegemónico (de donde algunas de nosotras veníamos) observando sus complicidades con el eurocentrismo, por tanto, con el racismo y la colonialidad. En ese proceso de desprendimiento decidimos involucrarnos activamente en impulsar un movimiento de feministas no blancas capaz de confrontar la comprensión feminista más difundida y su programa de liberación. Este nuevo momento lo hemos dado a conocer como feminismo descolonial o como feminismo antirracista. Pero en el ínterin nuevas nomenclaturas han aparecido o han sido reapropiadas: feminismo negro, afrofeminismo, feminismo interseccional, etc.

Esta última nominación recrea lo que quizás es uno de los aportes más importantes y el más conocido del feminismo negro: la interseccionalidad. Esta perspectiva es aquello que reclamamos como lugar común las feministas racializadas y, cada vez más y de forma inesperada, feministas de toda índole. Con el tiempo, sin embargo, aquellas que la introdujimos en la política feminista latinoamericana, las mismas que nos hemos dedicado a su estudio riguroso, vemos un uso cada vez más extendido del sustantivo “interseccional” para justificar lecturas de la realidad, a mi entender, cada vez más alejadas de las que desde los años 70 del pasado siglo empezaron el proceso de pensamiento gracias al cual Kimberle Crenshaw terminó acuñado el término. Si ya las primeras feministas descoloniales antirracistas de América Latina y El Caribe habíamos observado las ventajas y debilidades de la analítica interseccional, en los últimos años hemos visto cómo estos problemas se recrudecen bajo una recepción, a mi entender, distorsionada, que da continuidad al relato y programa feminista producido inicialmente por el feminismo blanco que hemos pretendido confrontar, pero que ahora aparece disfrazados bajo discursos o autoidentificaciones que proclaman asumir esta perspectiva.

A esto hay que agregar un nuevo problema con el que no contábamos, el feminismo negro o el afrofeminismo contemporáneo al nombrarse desde una identidad arrastra consigo el problema de la política de identidad. Sucintamente esto refiere a la falsa creencia de que hay una unidad entre experiencia, política y deseo. Aunque efectivamente la interseccionalidad solo habría de surgir de cuerpos racializados esto no aplica en viceversa: no todos los cuerpos racializados tendrían que desarrollar esta perspectiva de forma “natural”. Algunas de nosotras hemos dedicado años a estudiarla, aplicarla, aprender de la experiencia observando sus desarrollos y sus límites. Dominar la interseccionalidad va más allá de citar nombres legendarios cuyas obras no nos hemos dado el tiempo de estudiar a profundidad porque, si lo hiciéramos, quizás no las citaríamos ya que sus posiciones son muy distintas a las que estamos sosteniendo.

Estamos en un momento en donde mujeres y personas no normativas de género y sexualidad blancas, así como compañeres racializades o de origen subalterno, hablan indistintamente de interseccionalidad y hasta pretenden enseñar de qué se trata al mismo tiempo que una ve con pesar cómo dejan intacto el análisis y la política feminista a la que esta vino a oponerse. La interseccionalidad no es una identidad, no cae del cielo, no se hereda, no es una condición natural perteneciente a algún grupo. Esta idea de que un sujeto por su sola condición porta o representa naturalmente un proyecto político es un grave error que deberíamos evitar. La interseccionalidad tampoco es investigar o trabajar con población indígenas, afro o popular; en realidad esto se ha hecho siempre. Si al decir interseccionalidad el discurso feminista queda intacto, si el argumento, el análisis, el tratamiento apenas es aplicar las máximas convicciones y verdades feministas (blancas) a la comprensión del mundo de las de abajo y redoblar la apuesta señalando que allí todo se recrudece, estamos comprendiendo muy mal la tarea.

La interseccionalidad por el contrario nos encamina hacia una nueva forma de interpretación que abandona el punto de vista feminista conocido y centrado en género por uno más comprensivo. La falla de los principales sistemas críticos de interpretación del orden social --marxismo, feminismo, teoría crítica de la raza-- consiste en que cada uno pretende dar una interpretación a partir de lo que asume como el eje de dominación fundamental. Cuando se parte de esta suposición se construye una falsa unidad de la cosa definida por este eje o categoría, al tiempo que una falsa idea de autonomía de la categoría. Pero hay una inseparabilidad de la dominación y de la experiencia de dominación que excede al método categorial que intenta explicarla.

Pero, ojo, como nos advierte María Lugones, la interseccionalidad no resuelve el problema, solo lo muestra. La interseccionalidad pueden dar la falsa impresión de que más allá de la intersección estos conjuntos existen y funcionan independientemente. La realidad es que el conjunto “género”, por ejemplo, es una producción históricamente pensada para y experimentada por las mujeres blancas y todo lo que de allí se desprende está pensando desde ellas. Por lo tanto, todas las verdades, las posturas, las estrategias elaboradas desde la categoría de género, NO SIRVEN para pensar las condiciones de nuestra dominación como racializadas. Es por esto mismo que hacer interseccionalidad no es tomar esas interpretaciones y replicarlas para las mujeres negras, señalando que “además del racismo nos afecta el orden de género”. Afirmar esto es no comprender que el género siempre está condicionado por la colonialidad y la estructuración racial del mundo.

Para que se entienda de lo que hablo quiero poner un ejemplo. Una gran mayoría de las feministas que hoy dicen que tienen una mirada interseccional o antirracista (incluyendo feministas negras), así como una parte de la academia y de las instituciones, efectivamente ha incorporado una sensibilidad ante el racismo. Esto no ha significado, sin embargo, el abandono del punto de vista feminista blanco cuando se trata de los problemas que la teoría y el programa feminista han definido como propios. Entonces te encuentras con feministas que se escandalizan ante el asesinato de George Floyd o ante que el Estado chileno deje morir al Machi Celestino en huelga de hambre por una condena injusta. Es la misma gente que se horroriza porque las cárceles están llenas de villeros, varones negros e indígenas, migrantes de países pobres del Sur en el Norte Global y personas racializadas en general. Digamos que, ante estos problemas evidentemente provenientes de la analítica crítica del racismo, parece haber un consenso de indignación generalizada dentro de nuestros movimientos feministas y de izquierda.

Ahora bien, resulta altamente contradictorio que esta misma gente es la que va a centrar sus exigencias de justicia para las mujeres a partir de una condena ejemplar (por la vía judicial o por el escrache y la proscripción social) a aquellos que han cometido algún tipo de falta contra «las mujeres», desde la falta más pequeña hasta la más cruel y despiadada como el homicidio. La justicia feminista pedirá más cárceles, mayor control policial y penas más altas contra violadores, maltratadores, asesinos, traficantes, etc. Cuando se trata de delitos menores el nivel de ensañamiento no será menor, aunque se tramite a través del escarnio y la persecución pública. Para la justicia feminista todos los varones son igualmente sospechosos no importa su origen racial-étnico, su condición social, su procedencia. Si ya se ha aceptado que las mujeres no son una, esto parece no afectar el tratamiento de los varones de la especie. Todos recibirán el mismo tratamiento… al menos en teoría. Porque, debemos recordar las caras más visibles y representativa de estos machos, maltratadores, violadores, asesinos, narcos… en su gran mayoría son varones racializados.

Sin embargo, más allá de un sistema judicial injusto y racista que condena a los pobres y excarcela a los poderosos, más allá de las condenas a inocentes solo por la portación de cara, estos varones están allí porque han cometido algún delito, no porque sean unos santos. Esto lo tendremos muy presente cuando se trate de condenarlos y pedir justicia porque han tocado a una mujer, pero parece que lo olvidamos o decidimos darle otro tratamiento cuando nos indignamos porque las cárceles están llenas de varones negros e indígenas. Mientras en un caso somos implacables en pedir su cabeza, en otro caso nos indignamos por un sistema que los condena sistemáticamente a ser la escoria social. Parecería como si no se trata del mismo sujeto, pero no, al final se trata del mismo sujeto racializado que en un caso produce empatía por ser una víctima de un orden social que lo condena y en otro caso solo merece nuestro ensañamiento, repudio y condena; si antes nos horrorizábamos por la actuación policial ahora somos los verdugos que anunciamos su muerte, gritando al Estado y a la policía que actúe.

¿Cómo explicar esto? Esto es justo lo que la interseccionalidad nos advierte. Se trata de que respondemos de acuerdo a la definición del problema y al tratamiento del mismo desarrollado desde cada uno de estos conjuntos analíticos producidos a partir de una categoría central. Cada problema ha sido definido desde un sistema de interpretación y desde allí se define el tipo de respuesta, actitud o solución al mismo. Cuando se tratan problemas clásicos de la lucha antirracista aplicaremos el tratamiento que se desprende de este programa de interpretación y acción, cuando se trata de “mujeres” aplicaremos el análisis y el programa político del feminismo… ¡blanco!

Entonces pongámonos claros: o estamos de acuerdo en que los maten o encarcelen a todos o comencemos a pensar seriamente los procesos constitutivos de esta masculinidad violenta que, por supuesto, excede el análisis de género, porque no se trata solo de que si le dan pelotas y pistolas desde chicos, se trata de unas condiciones histórico estructurales que van configurando esa subjetividad.

El reto que nos plantea la interseccionalidad implica el abandono progresivo de la mirada categorial y sumativa, por una más alquimista en donde el orden de género siempre está racializado y mediado geopolíticamente; una donde estos tratamientos se funden, produciendo uno nuevo, alejado de las formulaciones a las que nos tiene acostumbradas ya el feminismo. Ello nos permite avanzar hacia una política y de forma muy distinta de acuerdo al lugar que ocupamos comunitariamente dentro de la matriz de dominación y, concomitantemente, la manera en que actuamos para enfrentarla No deberíamos olvidar esto en el análisis ni en la definición de estrategias para frenar los problemas a los que nos enfrentamos desde un punto de vista no dominante y desde aquellos más afectados por la colonialidad.



Publicado en Pikara Magazine16.12.20. Yuderkis Espinosa Miñoso es escritora, docente y pensadora feminista antirracista y descolonial de origen afrodominicano. 








Venta libros "Oikonomía" y "Reforma e Ilustración"

Oikonomía. Economía Moderna. Economías Oferta  sólo venta directa : $ 12.000.- (IVA incluido) 2da. edición - Ediciones ONG Werquehue - 2020 ...