CADEM: ¿Cuándo una encuesta se transforma en fake news?




Ernesto San Martín


Muchas veces se ha dicho que hoy estamos en “la era de los datos”. Por doquier están: en las redes sociales, en la banca, en los servidores de supermercados y de aquellas empresas donde adquirimos libros, música, películas; en ministerios, como el de salud o desarrollo social; en nuestros celulares. Ante este fenómeno, se ha ido configurando toda una ciencia que, entre muchos objetivos, busca utilizar dichos datos para realizar predicciones, cuidando que las mismas sean lo más certeras posibles.

Pero hay otro servicio, más modesto tal vez, que ofrece la Estadística Social, esa que surgió en el siglo XIX con Adolphe Quetelet (Essai de physique sociale, 1835): establecer proposiciones verdaderas en relación a comportamientos sociales, teniendo presente, por ejemplo, que los ciudadanos tienen libertad de elegir actuar o no cuando las condiciones para ello han sido establecidas (es lo que se llama libre arbitrio; Luis de Molina, Concordia, 1588). La Estadística Social se focaliza en estas condiciones que dan origen a los datos para que el reporte de los hallazgos explicite las consecuencias de dichas condiciones. Esto tiene importantes implicancias para la forma en que se comunican las encuestas.

¿Se hace de la manera correcta en nuestro país? Fue lo que nos preguntamos en una reciente investigación liderada por nuestra Facultad de Matemáticas UC, cuyos resultados señalan la forma en que se debieran comunicar las encuestas, revelando la necesidad de hacer más explícita la incertidumbre inducida por las tasas de no respuesta en sus informes.


¿Aprueba o rechaza?

Detengámonos en una condición que precede a toda encuesta: solicitar a los potenciales participantes querer participar o no de dicho instrumento dada las condiciones establecidas por quién la está aplicando, la que al menos debe satisfacer la Ley de protección de la vida privada (Arancibia & San Martín, 2021). Tomemos un ejemplo conocido, la encuesta CADEM: dicha encuesta establece como condición de elegibilidad ser mayor de edad, información que se verifica al momento de responder un llamado telefónico, y, en caso de serlo, querer participar de la encuesta misma (para un resumen de los detalles del protocolo, ver San Martín & Alarcón-Bustamante, 2022).

Consideremos la encuesta CADEM del lunes 11 de abril, y centrémonos en una pregunta que, aparentemente, tiene gran relevancia entre las diferentes opiniones públicas: “Con la información que tiene actualmente, ¿Ud. votaría apruebo o rechazo a la constitución que proponga la Convención Constitucional en el plebiscito de salida de septiembre de este año?" CADEM reporta de esta manera el resultado obtenido: “Se mantiene diferencia en favor del rechazo (44% -2pts) en el plebiscito de salida vs 39% (-1pt) que votaría apruebo”. Hace una comparación con las aplicaciones de la encuesta en semanas anteriores: estas son precisamente las dos series que se informan en el reporte oficial.


Opinión o conocimiento riguroso

Pero este no es un reporte transparente porque no explicita las consecuencias de las condiciones de ejercer la libertad en responder o no. En efecto, CADEM reporta la tasa de respuesta entre los elegibles que respondieron al llamado telefónico: 11.3%. Por lo tanto, el resultado debería reportarse de la siguiente manera: entre los elegibles que respondieron su celular y accedieron participar de la encuesta (707 ciudadanos), el 44% (311 ciudadanos) rechazaría el texto constitucional. Pero es probable que a pocos les interese la opinión de este magro grupo de personas.

Si interesa generalizar el resultado a la población de elegibles que responden la encuesta, habría que reportar de la siguiente manera: entre los elegibles que respondieron el llamado telefónico, al menos el 5% rechazaría el plebiscito de salida y a lo más el 93.7% lo rechazaría. Si, por el contrario, interesa generalizar los resultados a la población de elegibles, el reporte debe decir: entre los elegibles, al menos el 0.002% rechazaría el plebiscito de salida y a lo más el 99.9% lo rechazaría (detalles de cómo se obtienen estos resultados se encuentran en San Martín & Alarcón, 2022).

Estos intervalos explicitan la incerteza debida a la libertad de querer responder o no la encuesta, mostrando que hay una enorme diversidad de opiniones. Es cierto que hay técnicas estadísticas que permiten ignorar las tasas de no respuesta, imputando los valores. Pero esas técnicas asumen que la sociedad se comporta de una determinada manera, y el reporte no hace sino repetir dicho supuesto.

La Estadística Social puede ayudar a transparentar los debates políticos. De hecho, su motivación y parte de su desarrollo se debe precisamente a la necesidad de contar con instrumentos que permitan explicitar las consecuencias de la libertad de participación. En estos meses en que nuestro país se enfrentará a decisiones políticas relevantes, ejercicios como el anterior deben ser hechos por ciudadanos y por la prensa.

Repetir los reportes erróneos, construyendo argumentos políticos sobre ellos, significa transformar una encuesta en fake news.

A pesar de estas advertencias de cómo comunicar rigurosamente una encuesta, cabe preguntarse por qué esta necesidad de repetir una opinión que, al querer presentarse como científica, se transforma en una mentira. No hay que evaluarla en términos morales, sino políticos, tratando de entrever semana a semana la acción que se busca suscitar. 

Pues, como preclaramente lo explicaba Hannah Arendt en su La mentira en política, se miente en política con el objetivo de cambiar la realidad factual. Es posible que se esté instalando, por parte de la Convención Constitucional, una realidad que otros sectores quieren cambiar; es posible que se quiera instalar una realidad sustentada en determinadas percepciones.

En todo caso y para finalizar, cualquiera sea el caso, un reporte riguroso de las encuestas mostrarán que hay diversidad de opiniones, lo que es sano para nuestro país.



* Publicado en El Mercurio, Sección "Columna de ciencia", 18.04.22. Ernesto San Martín es profesor titular de la Facultad de Matemáticas UC, doctor en Estadística, dirige el Núcleo Milenio sobre Movilidad Intergeneracional (MOVI) y el Laboratorio de Estadística Social (LIES), UC.


- Para un brevísimo resumen sobre la metodología de la CADEM: Transparentando la CADEM (25.04.22).





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