Respalda tu cuenta del féis... porque a FB no le importas




Muchos somos quienes subimos fotos o escritos a Facebook (FB)... pero pocas veces nos planteamos qué puede pasar con todo ese material si, por ejemplo, nos cierran la cuenta. Yo recomiendo planteárselo y, de hecho, respaldar todo el material que has subido a tu cuenta y te interesa conservar.

¿Por qué? Te cuento mi caso.

FB me ha bloqueado el uso de mi cuenta tres veces en menos de un mes. Se me informó que violé las "Normas Comunitarias"... las cuales muy pocos de los millones de usuarios leen y uno termina guiándose por el mal llamado sentido común para sopesar sus propias publicaciones y/o comentarios. Craso error.

El primer bloqueo se debió a que subí la foto de unas jóvenes de algún pueblo amazónico jugando fútbol con el torso desnudo. La foto en cuestión no tiene nada de erótico, ni de grotesco y menos de pornográfico... De hecho, la copié de otro sitio de FB.


Pero, el torso desnudo y los pechos al aire no eran un problema para FB; sí la exhibición de sus pezones. La plataforma tiene una especial atención en los pezones... femeninos; las tetillas masculinas no son tema:
“Entendemos que las personas comparten desnudos por una variedad de razones, entre ellas, como una forma de protesta, para generar conciencia sobre una causa o por razones educativas o médicas, y aceptamos el contenido cuando dicha intención es evidente. Por ejemplo, aunque restringimos las fotos de senos femeninos que muestren el pezón, sí permitimos las que representen actos de protesta, a mujeres amamantando activamente y fotos de cicatrices de mastectomías. También permitimos fotografías de pinturas, esculturas y otras obras de arte donde se muestren figuras desnudas”[1]
Más allá de que la censura de pezones pueda parecer absurda o exagerada a un antropólogo, artista, médico o a cualquier persona que no cargue alguna perversión o sea una fanática religiosa… uno aceptó tales "Normas Comunitarias" al ser usuario de FB. Asumo mi ignorancia.

El segundo bloqueo sucedió a partir de que alguien denunció un comentario de mi parte. Puntualmente comenté una noticia de Jair Bolsonaro, con sus acostumbradas opiniones estúpidas y fascistoides, subiendo una caricatura de un ridículo Hitler expresando quejumbroso: “¡Es sólo mi opinión!”. Lo cual, obviamente, busca dejar en evidencia lo disparatado que es pretender que los discursos de odio merecen respeto por estar protegidos por la libertad de opinión.[2]


FB bloqueó mi cuenta, pero se me dio la opción de enviar un mensaje explicando que estaban en un error y en más de 24 horas mi mensaje “no pudo ser procesado”, es decir, ni siquiera lo pude enviar. Lo cual extraña para un gigante tecnológico que es capaz de manejar una inmensa cantidad de información. Sin comentarios. Finalmente, cuando solicité una revisión a través de otra vía (pinchar una opción), la respuesta fue: “Volvimos a revisar tu publicación y no cumple nuestras Normas comunitarias.”

El problema es que la caricatura no viola las Normas de la propia plataforma sobre “Lenguaje que incita al odio”, pues FB asume “que a veces las personas comparten contenido que contiene el discurso de odio de alguien más con el fin de generar conciencia o educar a otros (…) En todos estos casos, permitimos tal contenido”. Y, se agrega: “Los comentarios humorísticos y sociales relacionados con estos temas sí están permitidos”.[3]

El tercer bloqueo fue porque en mi inocencia --que me consta que pasados los 15 años tiene otro nombre-- una vez recuperada mi cuenta, hice una publicación en mi muro contando mi experiencia con la caricatura de Hitler y acompañando el breve escrito con dicho dibujo. Estaba seguro que nadie con un mínimo de criterio podría suponer que era un discurso de odio. Además, recomendaba respaldar el material de FB, pues lo que me había pasado sugería que la plataforma puede cerrar las cuentas a su arbitrio y así los usuarios perderían videos, fotos, escritos o alguna otra cuestión importante para ellos. Otra vez se me dio la opción de enviar un mensaje explicando que FB estaba en un error… y de nuevo en más de 24 horas mi mensaje “no pudo ser procesado”. Una vez más, ni siquiera lo pude enviar.

Claramente, el nuevo bloqueo fue automático al identificar un algoritmo la caricatura de Hitler; y, como nuevamente al no poder enviar un texto pinché la opción "revisión", supongo que mi publicación fue "chequeada" por el mismo algoritmo o por un funcionario quien no conoce las propias Normas de FB, no tiene ni dos dedos de frente o el más mínimo interés por su trabajo ni respeto por los usuarios. Incluso, esta vez me preocupé de seguir al detalle las Normas de la plataforma: "esperamos que se indique claramente la intención para que podamos entender mejor por qué se compartió". Lo cual, de hecho, expuse al final de la publicación explicitando literalmente que era una ironía.

Para ir concluyendo, estas experiencias hacen que se derrumbe en un tris el sueño del liberalismo tecnológico acerca de la libertad de millones de emisores, quienes gracias a la magia de la red pueden expresar sus opiniones, sin trabas y en tiempo real, a todo el planeta. Y asimismo cayó ese ya casi olvidado pesado telón de los pesimistas de la Escuela de Frankfurt, aquellos intelectuales que en la poco adelantada primera mitad del siglo XX denunciaran el totalitarismo de los sistemas burocráticos. Incluyendo el de las grandes compañías con fines de lucro, las cuales al tiempo que alienan a las personas las utilizan para conseguir pingües beneficios.

Vaya viajecito a un pasado que se suponía ya superado. No somos nada, somos simples y miserables usuarios. Así lo deja en claro Gustavo Dessal, psicoanalista y escritor argentino:
La tecnología que supuestamente iba a permitir un avance en la calidad de vida, una confraternidad planetaria, se pone al servicio de lo peor. Compañías como Facebook y Google, fundadas por jóvenes visionarios de espíritu liberal, prestan hoy sus plataformas para los proyectos más siniestros. Véase el programa "Dragonfly" de Google, un servidor especialmente creado para el gobierno chino donde el famoso buscador funciona con las restricciones impuestas por las autoridades, o la colaboración de Facebook en la utilización de datos privados en las campañas políticas de ultraderecha.[4]
En pleno siglo XXI podemos ser víctimas de la infantil venganza de un sujeto anónimo contra quienes no piensan como él, amparado en un algoritmo o en un empleado descriteriado. Aunque ya sabemos que, asimismo, puede deberse a las propias políticas de compañías colaboracionistas con el poder y que no tienen el más mínimo interés ni respeto por quienes utilizan su plataforma y los han hecho multimillonarios.


PD:

La última gracia de FB es su notificación de que la viñeta de abajo, una evidente protesta contra el racismo, en realidad... ¡promueve a grupos terroristas! Y me amenazaron con 30 días de suspensión.

Insisto: esa es la calidad de los algoritmos de la plataforma y de su sistema de revisión, y su interés por sus usuarios. Tampoco me fue posible escribirles mis descargos.



NOTAS:


[2] Con el tiempo pensé que fue una venganza de un seguidor de La Bestia… o peor todavía, de un opositor a él quien creyó que yo lo defendía. No sé cuál opción es más patética. La torpeza de FB llega al punto de no dejarme publicar el enlace del Museo Estatal de Auschwitz–Birkenau, indicándome textualmente: "Esta URL infringe nuestras Normas comunitarias sobre spam: auschwitz.net".

[3] Normas Comunitarias. Parte III. Contenido inaceptable: 11. Lenguaje que incita al odio. De hecho, yo mismo he denunciado a FB en diversas ocasiones publicaciones y comentarios racistas, clasistas, homófobos, militaristas, colonialistas... y siempre se me ha contestado que cumplen las Normas Comunitarias.

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