Economía "internacional": Algunas dudas, algunas certezas y algunas esperanzas




Con esa confianza que alguna gente tiene en uno y que siempre se agradece (y otras tantas no deja de sorprender), el equipo editorial de Descentrados me contactó para pedirme un texto sobre economía para la sección “Internacional” de su revista. Todo bien... Hasta que, al ponerme a pensar en qué escribir, caí en cuenta de que no sería sencillo.

¿Qué podría escribir del mundo en su perfil “Internacional”? ¿De qué parte del planeta estamos hablando cuando nos referimos a lo “Internacional”? ¿Se podría tratar de Belice, Togo, Mongolia, Palestina, Yemen u otro país por el estilo? ¿O tal vez podría referirse a algún bloque económico como África Subsahariana, las Antillas o de un grupo de exrepúblicas soviéticas de Asia Central? Finalmente, podría ser de algún tema que cruce o afecte a muchas naciones… Pero ¿qué tópicos y qué naciones?

Para ser sinceros, sí sabemos de qué hablamos cuando usamos la palabra “Internacional”. Es una seguridad no explicitada, pero seguridad al fin y al cabo.

Cuando hablamos de economía y le agregamos “Internacional” todos asumimos que la referencia es a economías capitalistas modernas de mercado o con mercados y con altos PIB. Y si hablamos de países se trata de los de Europa occidental, de la América que conforman EE.UU. y Canadá, a los cuales se pueden agregar Japón, Australia, China o India. Y si hablamos de bloques económicos pensamos en alguno donde, precisamente, participen esas naciones. En este último caso de países y bloques, el círculo se cierra porque pensamos en economías capitalistas modenas de mercado o con mercados y con altos PIB.

Fin. No hay para qué darse tantas vueltas.

Tal como cuando hablamos de “filosofía” y de inmediato pensamos en la tradición occidental que comienza en Grecia y se desarrolla en Europa hasta nuestros días. O cuando decimos la “Iglesia” y no hay que aclarar que es la católica romana.

No obstante, hay uno que otro inconveniente con tantas seguridades. Pues estas muchas veces son problemáticas al esconder diversas cuestiones tácitas tras la normalidad de la costumbre.

Partiendo porque tal como existen muchos más sistemas de reflexión racional sistemática que el originado en Grecia o muchas más confesiones religiosas (incluso dentro del cristianismo) aparte de la romana, hay muchas más formas y sistemas económicos fuera del capitalismo occidental moderno de o con mercados… Incluso en los propios países capitalistas arriba nombrados.

Hagamos un rápido recorrido no exhaustivo de tal diversidad: el campo chino, indio (los dos países más poblados del planeta), latinoamericano y africano, el mundo musulmán, los indígenas de América y de otros continentes, los millones de pobres urbanos del Tercer Mundo y del Sur Global en general, etc. Esas personas conviven utilizando otras ideas, valores y prácticas e instituciones económicas o entran y salen de ellas para entrar y salir del capitalismo occidental moderno de o con mercados. No debemos olvidar que ese tipo de capitalismo es particular y muy reciente en la historia de la humanidad: la síntesis que hizo Adam Smith es específica de las ideas, moral y prácticas productivo-comerciales de la cultura burguesa reformada del siglo XVIII. Y es todavía más reciente su “internacionalización”... Léase su “exportación” al resto del mundo a través de la agresión militar, presiones y extorsiones o como doctrina académica desde su núcleo euronorteamericano de origen.

En un sentido histórico y cultural en verdad universal, o sea, considerando el desarrollo del homo sapiens, el capitalismo occidental moderno de o con mercados es una especie de desviación estándar de la experiencia de la humanidad. Ese capitalismo, como todo sistema cultural, tiene fecha de vencimiento… con todas las posibles síntesis, variaciones o mutaciones que se pueden dar antes de su fin.

El punto es que nosotros como país estamos colonizados por el Occidente moderno y tendemos a ver/no ver lo que nos permite/impide nuestro formateo cultural: pensamos y actuamos según las categorías del “hombre blanco”. Es lo que en antropología se llama “blanqueo”.

De hecho, en Chile y el resto del mundo no occidental moderno, los cursos de la muy seria y muy matemática “ciencia económica” son obligatorios en las universidades. Es decir, son obligatorias las cátedras que asumen la universalidad (y, me atrevería a decir, hasta la eternidad) de las ideas, valores y prácticas económicas del capitalismo occidental moderno de o con mercados… Incluso hasta las visiones críticas de la ortodoxia también son occidentales modernas: marxismo, cooperativismo, decrecimiento, anarquismo, feminismo, etc.

Si es que hubiera algo ajeno a ese marco oficial, no pasan de ser meras anécdotas para ser tratadas por esa exótica disciplina que es la antropología o por esos economistas renegados y mediocres que trabajan en economía plural. O sea, nada en realidad serio ni importante desde la ortodoxia.

Llegados a este punto, la pregunta que surge es si queremos ser “internacionales” o, al menos, de qué modo o hasta qué punto queremos serlo.

Claramente la élite chilena, y parte no menor de las clases medias y del populacho, siempre ha intentado/querido ser “internacional”. Se puede recorrer la propia historia de nuestro país como una sucesiva secuencia de modernizaciones, muy “internacionales” por lo demás.

Si bien ya la pertenencia a un Imperio donde nunca se escondía el Sol era de suyo “internacional” (no así, eurocentrismo mediante, la pertenencia precolombina al Tahuantinsuyu), el punto es que era un Imperio no moderno... ¡Todo mal!... Tan mal que lo occidental moderno vino a rescatarnos en el siglo XIX cuando nuestras élites, aburridas de estar condenadas a ser segundonas por “criollas”, se rebelaron contra la Corona española. De tal manera, se dio la primera de nuestras modernizaciones: la conformación de una república elitista (tal como lo dictaba el elitista liberalismo clásico).

Luego, en un listado no exhaustivo, siguieron la adscripción al capitalismo de mercado internacional como exportador de materias primas, la industrialización del “crecimiento hacia adentro”, el socialismo “con empanadas y vivo tinto”, la contrarrevolución neoconservadora o neoliberal de la dictadura cívico-militar y, finalmente, el neoliberalismo con “rostro humano” concertacionista. Todo muy “internacional”.

Para ir terminando, la propuesta de nueva Constitución (NC), que al momento de escribir este texto aún no sabemos si será aprobada, abre un nuevo escenario. Incluso, aunque se rechace dicha propuesta, pareciera que podría dejar instalados ciertos tópicos.

Uno de los tantos aspectos positivos de la NC es que visibiliza cuestiones económicas que, a pesar de su evidente existencia y relevancia, no eran consideradas por el mundo oficial u ortodoxo. En el documento se nombran distintos agentes económicos y actividades fuera del ruedo de la Bolsa, la banca, el retail o la gran industria. Figuran diversos productores y asalariados y, por si no fuera poco el atrevimiento de la chusma, hasta se nombra a las naciones indígenas que habitan Chile (y que, irónicamente, dan cuenta de que somos “internacionales” desde siempre).

En este viejo-nuevo país plural (con economías plurales, que en realidad ha sido plural desde su origen como república), ya no basta la “ciencia económica” y sus falaces pretensiones de universalidad. Tampoco continuar con un solo tipo de política económica surgida o deudora de dicha ideología pro millonarios que se hace pasar por “ciencia”.

Tanto la práctica económica como su estudio y la política económica deben ser plurales. Ya es tiempo de que la academia y la política se pongan al día con la realidad. O, al menos, hagan un sincero esfuerzo para hacerlo.

Esa voluntad marcará tanto nuestro futuro económico y social como del mismo modo nuestra visión de lo “internacional” y nuestras relaciones con ese ámbito. Pero, el punto es que sean las relaciones desde y con la pluralidad que ha existido, existe y existirá.

Se trata de voluntad cultural y política. No de automáticos mecanismos económicos.



* Publicado en Revista Descentrados, 03.09.22.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Venta libros "Oikonomía" y "Reforma e Ilustración"

Oikonomía. Economía Moderna. Economías Oferta  sólo venta directa : $ 12.000.- (IVA incluido) 2da. edición - Ediciones ONG Werquehue - 2020 ...