¿Para qué sirven los partidos políticos protestantes?




Las campañas políticas de la derecha radical populista en diversos países de América Latina tienen en común su conservadurismo extremo. En tal sentido, Bolsonaro no se diferencia de Kast; son aliados naturales

Ese conservadurismo busca alianzas con sectores retrógrados del cristianismo protestante y "evangélico" (y también, en lo que es una extraña mezcla, con grupos oortodoxos católicos). Los une su cruzada contra la última manifestación del modernismo encarnada en lo que, sin ninguna rigurosidad intelectual, definen ampliamente como "comunismo". Toda idea, medida o persona diferente a su ortodoxia es "comunista".

La caída del Muro de Berlín en 1989 no han hecho mella en el uso de esa ridícula y falaz etiqueta. En ella entremezclan e igualan caóticamente a diversos enemigos: feminismo, marxismo, postmodernidad, socialdemocracia, secularización, aborto, globalismo, antisionismo, derechos humanos, estado de bienestar o diversidad sexual. La lista siempre puede crecer.

La singularísima selección e interpretación de pasajes de la Biblia fundamenta su política cristiana. La cual, sin duda, es a todas luces anticristiana y muy peligrosa... incluso para los propios cristianos.


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Juan Stam


Martín Lutero dijo una vez que preferiría ser gobernado por un turco competente que por un cristiano incompetente. Hoy podríamos decir que para gobernar, es mejor un ateo honesto que un protestante corrupto (los hay), mediocre o confundido (también los hay, y muchos). Ser "cristiano" y ser estadista y buen gobernante no siempre coinciden.

¿Qué significa ser "un diputado cristiano"? No basta con sólo ser miembro de una iglesia protestante, o hasta pastor. Un verdadero cristiano es un discípulo, un seguidor de Jesucristo hasta las últimas consecuencias. Ser realmente cristiano en el terreno político significa luchar a favor de la visión bíblica de justicia, igualdad, amor y vida digna para todos. Significa luchar contra el prejuicio, la corrupción y la violencia, en todas sus formas. ¿Habrá uno solo de nuestros políticos "evangélicos" que esté comprometido con ese proyecto cristiano? Por eso prefiero hablar de "partidos protestantes" en vez de cristianos o evangélicos. Por sus frutos los conoceréis, dijo Jesús, y no por su retórica ni su afiliación eclesiástica. En su comportamiento político estos partidos suelen estar muy lejos de poder llamarse cristianos o evangélicos.

He conocido diferentes partidos protestantes de Centroamérica, y ninguno ha tenido una teología bíblica y cristiana de la tarea política. Parecen ignorar el significado político de la teología de la creación, el mensaje bíblico del Año de Jubileo, y la ética social de los profetas hebreos, de Juan el Bautista y de Jesús. Aun entre los que se llaman "pentecostales", pocos toman en serio el modelo pentecostal de vida comunitaria, donde tenían todas las cosas en común y "nadie decía ser suyo propio nada de lo que tenía" (Hch 2:44; 4:32). El mensaje político de la Biblia es sumamente profundo y radical, pero en cuanto a estos partidos, no tiene nada que ver. Por eso, tampoco ofrecen algún programa integral o alguna alternativa al oficialismo del momento, porque no son suficientemente cristianos, evangélicos y bíblicos. Su fracaso peor es su fracaso teológico.

Algo muy peculiar de estos partidos es que ignoran por completo la clásica doctrina evangélica de separación de iglesia y estado. Su error es doble: malentienden la relación entre fe y política y malentienden también la relación entre la iglesia y el estado. En Costa Rica, esto nos ha llevado a la increíble anomalía de un partido protestante que defiende a capa y espada el estado confesional católico de la nación. Esas son contradicciones del tamaño de cualquier megaiglesia.

En realidad, la agenda de estos partidos es muy limitada. En primer lugar está defender los intereses de sus iglesias, por lo que tienden a ser muy sumisos a las autoridades nacionales en el poder. En segundo lugar están ciertos temas sexuales, sobre todo aborto y homosexualidad, manejados muy superficialmente y con un fanatismo que ayuda a consolidar su bloque electoral protestante. El primer objetivo es una especie de egoísmo colectivo que no justifica su presencia en el gobierno, y para el segundo objetivo hay otros que promueven vigorosamente esas causas sin necesidad de partidos y diputados protestantes.

Estos realmente no son partidos cristianos ni evangélicos, sino partidos sectaristas. Sus diputados quedan electos porque hay una población protestante suficientemente grande para votar monolíticamente por ellos. Pero si un cristiano o una cristiana tiene una visión para el país y quiere servir a la patria, debe lanzarse de candidato en uno de los partidos nacionales y competir electoralmente con los demás aspirantes. Con los diputados protestantes que hemos tenido, lo más seguro es que ni llegan a postularse, mucho menos quedarían electos. Y qué bueno sería que tuviéramos auténticos cristianas y cristianas, competentes y bien informados, presentes como levadura y semilla en los clásicos partidos del país.

Es claro que nuestros países necesitan urgentemente una voz profética y un aporte cristiano a la política. Pero no lo van a recibir de estos partidos sectarios seudo-evangélicos. Estos partidos son un anti-testimonio.

En resumen, para responder a nuestra pregunta: ¿Para qué sirven los partidos políticos protestantes?

La respuesta es fácil. Sirven para elegir diputados protestantes.

¿Y para qué sirven esos diputados protestantes?... ¡Buena pregunta!



* Publicado en Juanstam.com, 27.01.18. Juan Stam fue un teóologo cristiano evangélico estadounidense nacionalizado costarricense.

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