Un sistema mundial de evasión fiscal




Gonzalo Vidueira Mociño

Tax Justice Network publicó en noviembre de 2020 su informe El Estado de la Justicia Fiscal: 2020: La justicia fiscal en tiempos de la Covid-19. En el documento se menciona, entre sus principales cuestiones, que existe un “eje de evasión fiscal” que contribuye a más de la mitad de la elusión y evasión fiscal, llegando hasta el 55,37% del total mundial. Los cuatro países que componen este eje son el Reino Unido (Islas Caimanes, Islas Vírgenes Británicas, Guernsey, Jersey, Bermudas, Gibraltar, entre otros), Países Bajos, Luxemburgo y Suiza. Fuera del eje destacan EE.UU., China, Hong Kong, Irlanda y Singapur.

¿Por qué importa esto último? Porque se evadieron, según el mismo informe, 427 mil millones de dólares en un año. Para que se tenga una idea, esa cifra permitiría pagar a casi 34 millones de enfermeras y enfermeros en tiempos de Covid-19. Puntualmente, de esa evasión, 245 mil millones son de grandes corporaciones y 182 mil millones son de privados.

Los países más perjudicados en cantidad son EE.UU., Reino Unido, Alemania, Francia y Brasil, países de alto PIB. Pero esto no debe llevarnos a subestimar los efectos en economías más pequeñas. Pues, países más pobres si bien tienen pérdidas fiscales menores en cantidad, el peso sobre los impuestos recaudados hace que tenga efectos significativos en sus rentas. Entre estos últimos destacan, con pérdidas por sobre el 30% de su PIB: Gambia, Guyana, Islas Marshall, Liberia, Luxemburgo, Samoa, Sudán y Lesoto.

Países que permiten la evasión y elusión sabemos que favorece el financiamiento de la corrupción y el narcotráfico. También son países que benefician condiciones de desigualdad. La opacidad de sus cuentas termina por afectar sus democracias capturadas por los grandes financistas. Ser liberal a mí entender es ir contra aquellos que se abrogan el poder monopólico. En el siglo XVIII fueron los monarcas, en el XX los burócratas estatales, y hoy, son los privados y las grandes corporaciones que manejan la mitad de las exportaciones del comercio mundial.

Dejamos parte de la "Introducción" del Informe citado de Tax Justice Network.


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Introducción

Esta edición inaugural de El Estado de la Justicia Fiscal conlleva varias novedades importantes. Se trata de la primera edición de un informe anual considerado el primero de este tipo sobre el coste económico y social anual que supone el abuso fiscal internacional. Constituye la primera investigación que presenta estimaciones exhaustivas de las enormes cantidades de impuestos que cada país del mundo pierde cada año debido al abuso fiscal corporativo y privado, y lo que esto representa en términos de gasto sanitario para los países.

El Estado de la Justicia Fiscal 2020 denuncia que el mundo pierde más de 427 mil millones de dólares en impuestos al año a causa del abuso fiscal internacional. De los 427 mil millones, 245 mil se pierden debido a que las empresas multinacionales transfieren sus ganancias a paraísos fiscales a fin de ocultar las ganancias que obtuvieron realmente en los países en los que operan y, por tanto, pagan menos impuestos de los que deberían. Los 182 mil millones de dólares restantes se pierden debido a que las personas adineradas ocultan activos e ingresos no declarados en el extranjero, fuera del alcance de la ley.

Los países de todo el mundo pierden de media el equivalente al 9.2% de sus presupuestos sanitarios en paraísos fiscales cada año, y los países de ingresos más bajos pierden proporciones equivalentes mucho mayores que los países de ingresos más altos. El Banco Mundial clasifica a los países en base al producto interior bruto per cápita en: ingresos bajos, medios-bajos, medios-altos o altos. Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en los dos grupos de ingresos más bajos, y aproximadamente la otra mitad en los grupos de ingresos más altos. Por consiguiente, en este informe, cuando nos referimos a países de “ingresos más altos”, nos referimos a países de ingresos altos y medios-altos agrupados, y cuando nos referimos a países de “ingresos más bajos”, nos referimos a países de ingresos medios-bajos y de ingresos bajos agrupados.

Los países de ingresos más altos pierden más impuestos (382.7 mil millones de dólares) que los países de ingresos más bajos (45 mil millones de dólares), sin embargo, las pérdidas fiscales de los países de ingresos más bajos son proporcionalmente mayores en comparación con los ingresos fiscales que normalmente recaudan. Los países de ingresos más bajos pierden el equivalente al 5.8% de sus ingresos fiscales recaudados, mientras que los países de ingresos más altos pierden el 2.5%. Si bien esta tendencia se mantiene para las pérdidas fiscales debido al abuso fiscal corporativo, por el que los países de ingresos más bajos pierden el equivalente al 5.5% de sus ingresos fiscales recaudados y los países de ingresos más altos pierden el 1.3%, los países más altos pierden proporciones mayores cuando se trata de pérdidas fiscales debido a la evasión fiscal privada. Así pues, los países de ingresos más altos pierden el equivalente al 1.2 por ciento de su recaudación fiscal, mientras que los países de ingresos más bajos pierden el 0.3 por ciento. Reconocemos varias razones potenciales para este resultado. Mientras que puede ser simplemente un número relativamente menor de personas ricas de países de bajos ingresos que utilizar centros financieros extraterritoriales para ocultar sus activos, este aparente hallazgo también podría resultado de las debilidades de los datos disponibles, o de nuestra metodología (véase la metodología para los detalles). Una mejor disponibilidad de datos puede permitir que los análisis futuros tomen una un enfoque menos conservador.

La disparidad entre la repercusión que tiene el abuso fiscal mundial en las regiones de ingresos más altos y en las regiones de ingresos más bajos es mucho más nítida cuando se analiza el gasto en salud. El Estado de la Justicia Fiscal 2020 demuestra que, de media, los países de ingresos más bajos pierden impuestos equivalentes a casi el 52 por ciento de sus presupuestos sanitarios, mientras que los países de ingresos más altos pierden el equivalente al 8.4 por ciento.

A nivel mundial, el equivalente casi 34 millones de salarios anuales de personal de enfermería se pierde cada año en los paraísos fiscales.

El Estado de la Justicia Fiscal también revela que los países de ingresos más altos son responsables de facilitar el 98% de todas las pérdidas fiscales mundiales, mientras que los países de ingresos más bajos son responsables de menos del 2% de todas las pérdidas fiscales mundiales.

Casi todas las personas en prácticamente todos los países del mundo asumen los costes en que incurren los defraudadores fiscales. La gente soporta servicios públicos innecesariamente deficientes, desigualdades innecesariamente profundas, tasas de mortalidad innecesariamente elevadas, gobiernos y administraciones públicas innecesariamente débiles y corruptas. Solo ganan los defraudadores fiscales y los millonarios de los paraísos fiscales, a costa de todos los demás.

El Estado de la Justicia Fiscal 2020 se distingue de estudios previos sobre el abuso fiscal corporativo a nivel mundial de dos maneras significativas. En primer lugar, es el primer estudio que utiliza los datos de informes agregados desglosados por países publicados recientemente por la OCDE para estimar las pérdidas fiscales corporativas para todos los países. Los datos recopilados y publicados por los miembros de la OCDE representan la culminación de la campaña de casi dos décadas llevada a cabo por la Red de Justicia Fiscal y hacen posible que podamos observar y medir directamente el abuso fiscal corporativo con más precisión y certeza que nunca antes analizando el desajuste entre los lugares donde las empresas multinacionales declararon sus ganancias y aquellos donde desarrollaron una actividad económica real.

En segundo lugar, mientras que los estudios anteriores estimaban tanto las pérdidas directas como las pérdidas indirectas del abuso fiscal corporativo mundial, El Estado de la Justicia Fiscal 2020 se centra solo en las pérdidas directas. Las pérdidas indirectas, o los costes indirectos, surgen como un efecto secundario de las pérdidas directas, pues los gobiernos reducen los tipos efectivos corporativos legales y efectivas para contrarrestar las pérdidas directas debido al abuso fiscal corporativo, atraer empresas multinacionales y, en última instancia, aumentar los ingresos fiscales. Este enfoque contraintuitivo para aumentar los ingresos fiscales y reducir las pérdidas fiscales, a menudo denominado “competencia fiscal”, constituye una economía falsa que, como ha demostrado un amplio conjunto de pruebas, conduce a unos ingresos fiscales aún más bajos para todos los gobiernos; por esa razón está práctica es conocida como la “carrera a la baja”.

Si bien los estudios anteriores han podido estimar las pérdidas indirectas a nivel mundial multiplicando las pérdidas directas por un factor apropiado, no es posible hacerlo a nivel nacional debido a que la naturaleza compleja de los paraísos fiscales mundiales y los constantes movimientos de beneficios entre jurisdicciones conllevan mayores niveles de pérdidas indirectas para algunos países y menores niveles para otros. Esto dificulta la estimación de las pérdidas indirectas para cada país con el mismo nivel de certeza y precisión con el que se estiman las pérdidas directas para cada país utilizando los datos de informes desglosados por países.

Para poder evaluar uniformemente el impacto del abuso fiscal internacional tanto a nivel mundial como nacional, y aprovechar al máximo el nivel sin precedentes de precisión y certeza que ofrecen los datos agregados desglosados por países de la OCDE, El Estado de la Justicia Fiscal 2020 se centra únicamente en las pérdidas fiscales directas derivadas del abuso fiscal corporativo mundial.

Por esta razón, la estimación de El Estado de la Justicia Fiscal 2020 sobre el abuso fiscal corporativo, a primera vista, puede parecer más baja que las estimaciones aportadas en estudios anteriores, pero esto se debe a que las estimaciones anteriores combinan pérdidas directas e indirectas. La estimación de pérdidas directas realizada por El Estado de Justicia Fiscal 2020 es mayor que la estimación de pérdidas directas de estudios anteriores, lo que implica una estimación mayor de pérdidas indirectas y combinadas a nivel mundial. En casi todos los casos, las estimaciones de El Estado de la Justicia Fiscal 2020 sobre las pérdidas directas individuales de los países son más altas que las estimaciones de sus pérdidas directas aportadas en estudios anteriores.

Aportando datos tanto a nivel mundial como nacional El Estado de la Justicia Fiscal 2020 nos permite localizar las jurisdicciones cuyos sistemas fiscales y financieros han sido más utilizados por los defraudadores fiscales. El informe también ofrece medidas granulares sobre lo vulnerable a los flujos financieros ilícitos que estas jurisdicciones hacen a cada país.

Junto con el informe, estamos lanzando un portal de datos en línea disponible públicamente que recoge toda la información de este informe, además de una serie de datos adicionales que amplían el alcance y la cobertura de los enfoques y temas abordados en los siguientes capítulos. Dicho portal proporciona una gran variedad de estimaciones de las pérdidas de ingresos fiscales, desde el nivel nacional hasta el internacional, concediendo a activistas, periodistas, investigadores y legisladores acceso inmediato a los datos clave.

Incluso antes de la pandemia del coronavirus, los hechos revelados en El Estado de la Justicia Fiscal 2020 resultarían escandalosos. Dado que la pandemia del coronavirus pone de manifiesto el grave coste de unos servicios públicos y sanitarios infrafinanciados en todo el mundo –que se agravan por las profundas injusticias y desigualdades estructurales subyacentes y a su vez las acentúan– estas cifras representan una tragedia. Es más, una tragedia vergonzosa e innecesaria provocada por la complicidad de las empresas multinacionales, que han hecho grandes esfuerzos para eludir sus responsabilidades fiscales, y de la OCDE y numerosos gobiernos nacionales, que han paralizado una reforma significativa del deficiente sistema fiscal internacional y ocultado activamente a sus poblaciones la magnitud y el alcance del abuso fiscal internacional.

El Estado de la Justicia Fiscal se ha convertido en una necesidad. Los gobiernos luchan por satisfacer la necesidad inmediata de gasto urgente, por lo que resulta fundamental responder a la obligación a más largo plazo de reconstruir datos sólidos sobre las pérdidas de ingresos fiscales. Los gobiernos no pueden reconstruir de una mejor manera sobre la trampilla de un paraíso fiscal.

La OCDE ha tomado este año la iniciativa encomiable de publicar los datos agregados presentados por países miembros, revelando dónde están declarando ganancias y pagando impuestos las empresas multinacionales, y posibilitando que detectemos y denunciemos en este informe el abuso fiscal corporativo con un alcance y una precisión sin precedentes. No obstante, al agregar los datos de los informes presentados por los países antes de darlos a conocer al público, la OCDE y los gobiernos de Europa han optado por ocultar la identidad de los defraudadores fiscales corporativos, estafando a sus poblaciones y a las personas de todo el mundo cientos de miles de millones de ingresos fiscales al año. La OCDE y los gobiernos europeos deberían publicar los datos desglosados a nivel de empresa que ya poseen para que todos puedan estar informados por igual y hacer su propia evaluación sobre a quién beneficia nuestro sistema fiscal mundial actual y cómo este debe cambiar. Hasta que eso suceda, los acuerdos fiscales internacionales vigentes no solo socavarán nuestra capacidad para abordar la pandemia del coronavirus, sino que también minarán la confianza en los gobiernos y en las instituciones internacionales que los respaldan.

Para la mayoría de la gente, no resultará sorprendente leer en este informe que algunas de las personas y empresas más ricas y poderosas han estado eludiendo sus responsabilidades fiscales durante décadas, lo que ocasiona nefastas consecuencias para el resto de la población. No obstante, los datos revelados en El Estado de la Justicia Fiscal 2020 ponen fin a los conceptos erróneos y las falacias de que el abuso fiscal por parte de las empresas y personas más adineradas es demasiado pequeño para dañar o un lubricante necesario que mantiene las ruedas de la economía mundial funcionando en beneficio de todos. El abuso fiscal priva a los países de miles y miles de millones en impuestos que se necesitan con urgencia y nos impide construir sociedades mejores, más saludables y más justas.




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